16140729133 a61c283f8b_k Cuando un joven o una joven decide ingresar a una orden o congregación religiosa, con frecuencia sus parientes, amigos o conocidos quedan desconcertados. Según el pensar común, esa vida no ofrece grandes oportunidades, es como truncar el camino del éxito. Se mira a esa persona con un poco de lástima. 

A veces, los mismos papás se oponen tenazmente, pues les parece que su hijo o hija está arruinando su vida. O que es un capricho loco, motivado por la inmadurez. Hubo tiempos en que una joven que decidía por la vida religiosa era considerada víctima de una desilusión amorosa. Por eso, se refugiaba en un convento.

Las cosas son diferentes desde el ángulo de la fe. La vocación religiosa es una llamada de Dios. De él parte la iniciativa. Él llama a quien quiere. Quien siente esa llamada no se preocupa por lo que deja, sino que se deja fascinar por lo que promete. Y lo que promete es centrar la vida en Cristo y en su evangelio. La vocación religiosa no es el efecto de una tristeza, sino de una gran alegría.

Solo la persona llamada a la vida consagrada entiende las profundas razones del seguimiento radical de Cristo. Quien no ha sido llamado, difícilmente comprenderá qué hay más allá de las respuesta dada con alegría. En primer plano no está la renuncia, sino la elección. Escoges algo que vale la pena, que es grandioso, que colma tu existencia.

 

Las renuncias, que son reales y grandes, no están en primer lugar. Son el simple despojo para abrir el espacio a algo más grande y valioso. Pero eso no resulta comprensible para quien no tiene ojos de fe o carece la sensibilidad que proporciona la llamada de Dios. El deportista alimenta grandes ilusiones y logra satisfacciones hondas; su disciplina tenaz y las renuncias a que se somete no lo acobardan. Un estudiante universitario sueña con una profesión significativa para su vida; sabe de antemano que tendrá que sacrificar largas jornadas a un estudio intenso y duro. La renuncia y el sacrificio son componentes normales para quien se propone grandes metas.

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