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P. Jorge Miranda SDB. 1928-2014. Lunes, 25 de agosto: el P. Jorge debe madrugar para ir al centro sanitario a recibir uno de los dos tratamientos semanales de hemodiálisis, dada su insufiencia renal. La enfermera que lo atiende lo encuentra en estado inconsciente. El director de la comunidad salesiana, P. Mariano Miranda, lo lleva de prisa al hospital. No hay nada que hacer. A los pocos minutos es certificada su defunción.

Así concluyó la vida de un salesiano que llegó a la robusta cifra de 86 años de edad. Sus últimos años de vida fueron un lento proceso de pérdida de vitalidad: mareos, debilidad física, memoria deteriorada, insomnio. Pero no se rindió. Fiel a la oración comunitaria, al servicio en el confesonario hasta el día anterior a su muerte, a la celebración eucarística diaria.

Sus últimos años le resultaron dolorosos. El P. Jorge vivía consciente de que su fin estaba próximo; no se hacía ilusiones, pero tampoco dramas. A la hora del almuerzo, cuando nos encontrábamos los salesianos de la comunidad, él se esforzaba por amenizar la conversación Su buen humor, sazonado con frecuencia con una ironía cariñosa, ponía el toque simpático en las relaciones entre hermanos de la comunidad.

Valiente hasta el final, prefería conducirse por sí mismo antes que aceptar la ayuda de la enfermera. Poco dado a quejarse de sus achaques, se conducía pretendiendo aparecer normal.

Hasta el último día prestó su servicio sacerdotal. A las cuatro de la tarde del domingo 24 acudió como de costumbre a confesar. A las siete de la noche concelebró la misa dominical. Pocas horas después entregaría su alma a Dios.

Confesar era el servicio pastoral que no podía dejar. Con las fuerzas disminuidas por la edad y la enfermedad, se dirigía diariamente a su confesonario para impartir la misericordia de Dios sobre los penitentes que a él acudían numerosos en la Parroquia María Auxiliadora, de San Salvador, El Salvador.

El P. Jorge era el hombre de muchos amigos. Sabía sobreponerse a sus dolencias para participar con buen humor en las conversaciones entre hermanos salesianos, con los feligreses o con los numerosos amigos que lo visitaban.

Ochenta años de vida salesiana y setenta años de sacerdocio son números que jalonan una vida de fidelidad a la llamada del Señor. Salesiano educador y pastor, gastó su vida en el proyecto de Don Bosco. Por cuarenta años ejerció como educador en obras salesianas en El Salvador, Guatemala, Honduras y Costa Rica. Su fuerte fueron las matemáticas. Tuvo el acierto de combinar exigencia disciplinaria con cariño salesiano. Por eso, sus exalumnos lo seguían recordando con afecto.

En sus años jóvenes se distinguió por su pasión deportiva como excelente jugador de futbol y de ping pong.

El P. Jorge es el menor de otros dos hermanos que también fueron sacerdotes: Julio y Carlos, ya fallecidos. Como nota curiosa, los tres recibieron la ordenación sacerdotal el mismo día.

Inmediatamente después de su ordenación, el P. Jorge fue enviado a estudiar licenciatura en teología en el centro superior salesiano de estudios teológicos en Turín, Italia.

Procedente de una laboriosa familia con una tradición religiosa bien cimentada, nació el 23 de abril de 1928 en San José Guayabal, Cuzcatlán, El Salvador.

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