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Ing. Federico Huguet QDDG Comienzo afirmando en este semblante que ha sido un honor y un inmenso privilegio para todos nosotros compartir la vida y la mística profesional de nuestro Rector Federico Miguel Huguet Rivera.

Nos hemos sentido bendecidos por Dios que nos diera el regalo del Ing. Huguet para la Congregación Salesiana y para la Universidad Don Bosco. Queremos afirmar que lo recordaremos siempre, tomando en cuenta que ‘recordar’ en latín quiere decir ‘pasar dos veces por el corazón’. Nuestro Rector no solamente pasó por la Universidad, sino que pasó por nuestros corazones para quedarse para siempre. Todos los miembros de la Universidad Don Bosco nos sentimos su familia, a la par de la familia Huguet Méndez: Doña Noemí, Gabriela, Federico, Francisco y Andrés,  que nos acompañan esta mañana.

Federico Miguel Huguet Rivera nació el 24 de mayo de 1940: nació en un día especial para la Congregación Salesiana, el día de María Auxiliadora. Realizó su primaria en el colegio salesiano Domingo Savio en donde se impregnó de las primeras ideas del carisma salesiano. Luego del Bachillerato entró a la Universidad de El Salvador, donde estudió Ingeniería Química. Amó con pasión su profesión, que encarnó con su personalidad de ingeniero innovador, creativo, tenaz y perseverante. En los años de 1966 a 1976 colaboró en la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de El Salvador, desempeñándose como docente y como director de trabajos de graduación. En 1972 tuvo un papel importante en la reorganización de la Facultad de Ingeniería, después de la ocupación militar de la Universidad. Desde el año 1975 a 1992 se desempeñó como consultor técnico de diseño de plantas industriales y de procesos de producción en campos industriales. A esta experiencia, el ingeniero Huguet añadió su  formación permanente en cursos de posgrado en Ingeniería y administración de proyectos, en Tecnología de alimentos y en Ciencia y Tecnología, todos ellos con la colaboración de la Fundación Getulio Vargas de Río Janeiro, Brasil. Entre 1981 y 1993 fue asesor en temas de Ciencia y Tecnología para la CEPAL y el PNUD.

Un trabajo significativo y beneficioso para el país fue el que desempeñó como Presidente de la Junta Directiva del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) entre los años 1993 y 1998. El Ingeniero Huguet contribuyó a conformar su estructuración, lo que hizo que la ciencia y la tecnología estuviesen presentes desde entonces en la agenda del país y en los planes de gobierno. Sin ninguna pretensión, podemos afirmar que el Ing. Huguet fue uno de los referentes más importantes de la ciencia y la tecnología en el país. No era extraño encontrarnos que las misiones internacionales que todos los años visitaban el país para el tema CTI, se reunieran con el Ing. Huguet para pedir su asesoría y consulta.

Desde el año 2007 fue miembro de la comisión Proinnova de FUSADES. En el periodo de 2010 a 2013 fue miembro titular del Consejo Económico y Social (CES). Desde el año 2009 fue miembro de la Comisión UNESCO El Salvador y coordinador de la Mesa de Educación y Empresa de la Iniciativa competitividad, proyecto en el cual albergaba muchas esperanzas para la mejora de la calidad de la educación en El Salvador. Desde el año 2010 en adelante fue miembro de la Comisión Nacional de Alfabetización del Ministerio de Educación.

La Universidad Don Bosco y el país han perdido a un hombre visionario. Su gran visión y talento influyeron no solamente en el ámbito nacional, sino también en el ámbito internacional. Tuvo un papel de liderazgo dentro de las Instituciones Salesianas de Educación Superior (IUS), la organización que reúne las instituciones salesianas de todo el mundo que trabajan en el campo de la educación superior. En estos últimos meses estaba organizando denodadamente el Congreso IUS América, que se celebrará en Septiembre de este año en la Universidad Don Bosco, y que reunirá en el país a los Rectores de 24 universidades salesianas de América.

El Ingeniero Huguet trabajó también por la calidad de la educación superior en la región. Fue uno de los fundadores del Consejo Centroamericano de Acreditación de la Educación Superior (CCA), donde se aglutinan las universidades públicas y algunas universidades privadas de la región para trabajar por la calidad de la educación. En el año 2006 fue firmante del Acta de Constitución de la Agencia Centroamericana de Acreditación de Posgrado (ACAP), junto a otras universidades públicas y privadas seleccionadas, las academias de ciencias, los colegios profesionales y los organismos nacionales de ciencia y tecnología de la región centroamericana. El deceso del Ing. Huguet ha producido profunda impresión en estas instituciones, como nos lo indican las comunicaciones de condolencias recibidas en estos días. Pero quizá lo más importante es que su forma de hacer educación superior en el país nos dejó una gran enseñanza y una gran escuela.

En 1993, ante la feliz iniciativa que tuvo el sacerdote salesiano Pierre Muyshondt de invitar al Ingeniero Huguet para que fuese Rector de la Universidad Don Bosco, éste aceptó como ‘el mayor desafío de su vida’, y comenzó hace 22 años, su experiencia en la Universidad, cuando esta comenzaba sus actividades en su nuevo campus en la Ciudadela Don Bosco en Soyapango. El Ingeniero Huguet, junto a los salesianos y empresarios que apoyaron la iniciativa, fue construyendo toda la impresionante infraestructura universitaria que existe hoy día, guiados por un preciso Plan Maestro que todavía ahora es un referente constante. Podemos decir que el crecimiento de la Universidad en el aspecto físico fue de la mano del crecimiento institucional, en una década muy difícil en la cual se abrieron muchas universidades de diversa calidad y diversas formas de entender la educación superior.

Entre los años 1993 y 2004 ocupó el cargo de Director Ejecutivo de la Fundación para la Educación Integral Salvadoreña (FEDISAL), una organización apoyada por los salesianos de El Salvador y que tiene como finalidad apoyar la educación de los distintos niveles en el país.

En la década de los años noventa nuestro Rector estuvo preocupado por consolidar fuertemente la institucionalidad de la Universidad, y por dejar mediaciones que aseguraran su calidad. Siempre nos decía: “nosotros no podemos decir que tenemos calidad, esto lo tienen que decir los otros”.

El Ing. Huguet fue siempre muy respetuoso de la identidad y la institucionalidad salesiana de la Universidad. Y fue también un férreo defensor de los principios de esta casa de estudios. Cuando hacía alianzas con organismos internacionales se preocupaba para que los convenios no estuvieran en contra del carisma salesiano. En este sentido, se preocupó para que tuviésemos actualizados nuestros documentos fundamentales: la Misión y la Visión, el Ideario y el Modelo Educativo.

Desde el año 2001, la Universidad comenzó intensos procesos de autoevaluación que le permitieron ser la primera universidad acreditada en el país. Y en los años siguientes comenzó la intensa experiencia de acreditación de programas: en este momento son diez los programas acreditados.

El Ing. Huguet también fue el creador de proyectos audaces como los programas de Órtesis y Prótesis y su lanzamiento en el plano internacional, o los programas de Aeronáutica. Se preocupaba no sólo por la creación de sus programas, sino porque estas carreras fueran útiles para el desarrollo del país.

Otro de sus sueños al cual dedicó mucha energía, fue la creación de estudios de Posgrado: estuvo en la primera línea de trabajo en la conformación del campus de Posgrado en Antiguo Cuscatlán, y estuvo también cuando la Universidad impulsó la creación de las primeras maestrías cotituladas con universidades extranjeras. Muchas veces nos dijo que ‘veremos coronada nuestra madurez cuando hagamos los primeros doctorados’. Y hace tres años la Universidad inauguró el Doctorado en Teología, y el año pasado, en alianza con la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), el Doctorado en Ciencias Sociales. Son innumerables los proyectos que el Ing. Huguet impulsó, como la Editorial de la Universidad Don Bosco, el Departamento de Desarrollo Profesional, los tres institutos de investigación con que cuenta actualmente la Universidad, la organización en vicerrectorías y la Facultad de Aeronáutica.

 

Esta es una mañana de dolor porque nuestro Rector se ha ido, pero es un momento de alegría porque resucita en el Señor para todos nosotros. No hay duda que deja una huella imborrable en nuestras vidas. El Señor nos visitó en nuestra casa, nos vio con detenimiento y escogió al mejor para llevárselo junto al Padre Celestial: escogió a nuestro querido Rector. De él hemos aprendido que una persona muere solamente cuando se le olvida. El Ingeniero Huguet, sin embargo, siempre estará presente en la UDB, en nosotros, en nuestros sueños de hacer siempre una Universidad con carisma salesiano.

Nuestro Rector nació en una fecha significativa, como decíamos al comenzar, y también nació para el cielo el día que en la Universidad celebramos el Día del Educador Salesiano. Nuestro Rector era un verdadero educador que nos nutría con sus conocimientos y que hacía gala de que la educación, el ‘educere’, es ‘sacar lo mejor del otro’. Y eso hacía el Ing. Huguet: ‘sacaba lo mejor de nosotros mismos’, nos invitaba a la innovación constante, a que no nos durmiéramos en nuestros laureles, a que no fuésemos autorreferentes sino que siempre viéramos hacia fuera,  qué estaban haciendo los demás, cuáles eran las mejores innovaciones. Él insistía en que la Universidad debía ir más allá de los procesos endógenos para mirar el entorno externo. Aprendimos de él la tenacidad del trabajo y la mirada estratégica que nos enseñaba día a día a ver cosas que los demás no veían.

En síntesis: el Ing. Huguet hizo escuela en nosotros, una escuela que seguimos recorriendo y aprendiendo. Quienes estuvieron  más cercanos a él se recuerdan con cariño que al comenzar su tarea los lunes, sacaba un ticket del supermercado en el que tenía escrita por el lado de atrás una larga lista de tareas, y decía ‘esta es mi IPAD’, y ya se sabía que estaban escritas nuevas ideas, la tecnología que había que adquirir, nuevos proyectos de internacionalización, nuevos contactos… Siempre nos advertía fraternalmente que las cosas debíamos hacerlas bien y a la brevedad posible, y que para hacer las cosas había que ‘tener talante y talento’. Una de sus frases predilectas, que mostraba la invitación a la optimización constante, fue ‘hagamos las cosas sin prisa pero sin pausa’.

Trabajó por la Universidad hasta el último día de su vida. Cuenta su familia que estando enfermo en cama trataba de llamar a la Universidad para dar indicaciones de los proyectos, cosa que hacía con la lucidez que le caracterizaba. Se acordaba de todo y siempre nos urgía de resultados con calidad. Hace tres semanas, saliendo del hospital, nos daba instrucciones para que supervisáramos las temperaturas que se sentían en las aulas, porque nuestros estudiantes no debían sentir calor. Parafraseando a Don Bosco, que decía: ‘hasta mi último aliento será para mis queridos jóvenes’, para nuestro Rector ‘hasta su último esfuerzo y hasta su último aliento ha sido para la Universidad y sus estudiantes’.

Teresa de Jesús escribió: “Al final de la tarde solamente quedará el amor libremente entregado”. Esta mañana queremos dejar constancia que nuestro querido Rector entregó libremente su amor por esta Universidad y por todos nosotros y que ese amor quedará permanentemente presente en nuestros corazones. De él nos queda, además, su sabiduría, su honestidad, su esperanza y su lucha porque tuviésemos en el país una mejor educación.

Le decimos un hasta pronto a nuestro querido Rector, padre, amigo, maestro, mentor, compañero de camino, Don Federico Miguel Huguet.

Descanse en paz

27 de mayo de 2015

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