Imagen propiedad de: Suyen Torres Flickr Free De verdad que eso de ser “working mom” o una mamá que trabaja fuera de casa es tan sacrificado como gratificante. Lo de sacrificado lo escribo pensando en las veces que he tenido que estar en mi trabajo y mi chiquito está enfermo en casa, o es fin de semana y yo en la oficina y la diversión de una piñata o visita a las abuelas la tienen solo mi esposo y los niños, o simplemente una tarde cualquiera me dan unas ganas terribles de estar en casa para sentarme a jugar con él un rato y escuchar sus ocurrencias y derretirme con su sonrisa y el brillo de sus ojos.

Extraño mucho a mi niño a lo largo del día. Y cuando pienso en que me falta la etapa escolar y de tareas la cuestión se vuelve aún más exigente.

Pero no todo son lamentos, lo gratificante viene del lado personal y profesional. Estoy convencida de que a mi familia le es más provechosa una mamá o esposa contenta que una siempre presente pero preocupada por lo que no puede aportar.

Veo claramente cómo se traduce en beneficio para nuestro hogar mi contribución para poder pagar un lugar con cierta seguridad en el que puedan vivir Gabriel y Fernando, la educación de Gabriel, algunos de sus juguetes, sus piyamas o sandalias con sus dibujos favoritos, la calidad de la leche y de las comidas y meriendas diarias para todos, o las salidas en familia.

Mis ingresos nos dan, a mi esposo y a mí, un mayor margen de elección para todas esas cosas. Y dada nuestra realidad, no podríamos echar a andar nuestro plan si faltara alguno de nuestros ingresos. Sería imposible. Pero no solo eso, al final del día, de la semana, del mes y del año es muy real mi satisfacción por poder desarrollarme profesionalmente y también me enorgullece que los niños de nuestra casa vayan aprendiendo las bondades de trabajar en equipo para obtener beneficio común y al mismo tiempo les estamos enseñando que conseguir lo que nos gusta o queremos demanda realmente de mucho esfuerzo.

Por supuesto que es una realidad con aspectos a favor y en contra, como todo en nuestra vida. Pero en el camino hemos ido descubriendo algunos trucos que nos ayudan a desempeñar mejor nuestros roles. Hemos hecho una agenda diaria con horarios y todo para salir con las cosas:

Por las mañanas intentamos repartirnos: mientras uno se prepara, el otro comienza con lo del desayuno y luego nos relevamos. Como mi esposo sale más temprano, yo paso dejando a Gabriel al kínder.

Aprovecho mi pausa de almuerzo para ir por Gabriel. Por la tarde, mi esposo regresa antes y él releva a la persona que nos cuida de lunes a viernes a nuestro hijo mientras nosotros trabajamos. Se quedan solos y él asume el juego y cuidado de todos, hasta en los días en que está Fernando. Al llegar, yo me incorporo para la cena y la hora de dormir. Coincidimos en que cenar en familia nos aporta tiempo de calidad y tratamos de no fallar a nuestra cita cada día.

Comparto de manera muy general nuestra agenda diaria (sin contratiempos o dificultades de transporte, etc.) como excusa para poner de manifiesto que sacar adelante a una familia debe ser cuestión de equipo. Esto es independiente de si la mamá se queda en casa o sale a trabajar, o si se trata de una familia monoparental con ayuda de abuelas, tías u otras figuras.

Siempre hay un esfuerzo compartido y cada uno aporta de acuerdo a sus posibilidades y esto hay que saber agradecerlo y cuidarlo. Transmitirlo todo de esa manera a nuestros hijos es muy importante y parte de nuestra responsabilidad como padres. Si queremos algo bien hecho, por lo general nos cuesta mucho trabajo. “No hay almuerzo gratis” dicen en Estados Unidos, y es cierto. Aprenderlo a tiempo sin duda que será de beneficio para nuestros hijos.

Nuestros hijos no solo nos llenan de sentimientos muy gratificantes y hermosos, sino que también nos impulsan y son como pequeños motores para nuestras vidas. Gracias a ellos, al menos en mi familia, mi esposo y yo somos mejores personas y tratamos de esforzarnos cada día para tratar de convertirlos poco a poco a ellos en hombres de bien.

Son nuestros talentos (de los que habla la Biblia) y queremos que al final de nuestros días se hayan multiplicado: Si recibimos unos hijos que amamos, esperamos dejar hombres justos, amorosos, padres de familia y profesionales responsables y esposos respetuosos y generosos, entre tantas otras cosas. Unas veces lo hacemos mejor que otras, pero lo importante es que seguimos enfocados y con ganas de lograrlo. A seguir adelante :)

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