Doña Luz es una señora de setenta años, oficialmente se encuentra viviendo la tercera edad. Ama de casa, madre de cinco hijos. Esto de las redes sociales le parecía una cosa terrible de comprender, mucho menos el uso del celular, que era un pedido incansable de sus hijos.
Esta abuelita se negó férreamente a entrar en este mundo digital. No cambiaría de opinión. Sus hijos formaron sus familias, tomaron caminos diversos y ahora los cinco viven en países diferentes. La necesidad de buscar una forma de comunicación más efectiva hizo que doña Luz aceptara usar un celular únicamente para hacer llamadas. Pero las pantallas son seductoras.
Luz ahora tiene dos celulares, uno para conectarse a Netflix y hacer llamadas, y otro donde tiene el WhatsApp y el Facebook. este lo usa para hacer videollamadas con hijos y nietos. También le obsequiaron una tablet para que vea sus series favoritas en cualquier sitio del hogar.
De cero interacción digital, doña Luz pasó a todo. Aunque entiende a medias cómo usar cada aparato, ella se desenvuelve bastante bien, resuelve cualquier impase que se ponga enfrente como un intrusivo popup, o fallas en el Internet. Lo que doña Luz no ha logrado resolver es diferenciar la verdad de la ficción, la noticia verdadera de la falsa, lo cual hace que ella viva en constante preocupación por todo lo que pasa en el mundo.
Doña Luz mira los noticieros de su país, y también ve cuanta noticia aparece en Facebook y Youtube, además de las noticias alarmantes que le mandan una docena de amigas y familiares de la misma edad.
Cuando habla con sus hijos, los informa de todo: las cepas del Covid, remedios naturales milagrosos, enfermedades terribles que de seguro acabarán con la humanidad, huracanes, cambios climático, guerras, conflictos políticos... y un sinfín de temas en los que doña Luz se ha hecho experta y que la mantienen en un estado de preocupación constante.
Los hijos tienen el deber de informarle correctamente, de hablarle de esas personas que se dedican a difundir noticias falsas para lograr clicks, que muchas páginas son sensacionalistas para lograr robar información como correos electrónicos y así vender bases de datos. Los hijos de doña Luz deben explicarle esto cada vez que hablan con ella para que poco a poco, ella pueda identificar qué vale la pena leer y que no, de qué debe preocuparse y qué es una charlatanería.
Puede ser que doña Luz nunca logre diferenciar esto. Esto de las pantallas no es su entorno. Ella es una inmigrante digital. Toca a los hijos y amigos la responsabilidad de educarla en este sentido.
Esta es una responsabilidad de todos los que tenemos adultos mayores cerca, ayudarlos, explicar y educar en cómo manejarse en la vida digital, esto es amor y caridad para nuestros adultos mayores en los tiempos de Internet.
Boletín Salesiano Don Bosco en Centroamérica
Edición 254 Noviembre Diciembre 2021
Recibir notificaciones de nuevos lanzamientos:
Suscribirse
Leer más artículos: