los jóvenes descubren que las fronteras no limitan a Dios, sino que él supera los esquemas socioculturales La realidad social que los jóvenes de nuestra Centroamérica experimentan es su accesibilidad a la información global. En este sentido, como aspectos positivos destacan la inmediatez de la información a través de los recursos digitales, que conlleva la capacidad de estar al día con los eventos de interés cristiano. En segundo lugar, la amplia capacidad de autoformación continua en las áreas teológicas y pastorales. Y, finalmente, la disponibilidad de especialización en multitud de contenidos eclesiales. De tal suerte que los jóvenes tienen una oportunidad histórica, como nunca antes se evidenció, para formarse en conocimientos de primer nivel y fortalecer su espiritualidad.

Como contraparte, se aprecia los aspectos que afectan negativamente a los jóvenes de nuestros días. Así, iniciamos con la inmersión en la cultura de masas, en la cual millones de muchachos se despersonalizan, alienan y son víctimas de antivalores a los que se rinden con facilidad. Luego, las fuentes de información y sus mensajes son de dudosa procedencia y esto lleva a recibir desinformación con fines perversos. Además, circulan por los medios de comunicación demasiadas mentiras disfrazadas de verdades, que las mentes menos favorecidas, por su poco criterio académico, toman como criterios absolutos. De esta manera, muchos jóvenes están infectados de contenidos nocivos que los conducen al sinsentido existencial y la afición por la cultura de la muerte.

Una segunda realidad es su acercamiento a tradiciones socioculturales globales. Aquí prevalece un aspecto clave: su amplia visión de la realidad, que enriquece y supera el contexto particular en el cual el joven se encuentra. De manera que los jóvenes tienen una conciencia de iglesia más global, que les permite analizar y comprender su valor universal. Por otra parte, los muchachos cuentan con la posibilidad de pertenecer a comunidades espirituales internacionales, en las que pueden compartir momentos de oración y fraternidad con semejantes, que se encuentran a miles de kilómetros. En esto, nuestra Hispanoamérica tiene una ventaja evidente por los millones que se comunican en el mismo idioma. Por último, los jóvenes descubren que las fronteras no limitan a Dios, sino que él supera los esquemas socioculturales.

También se desarrollan elementos negativos que contaminan la espiritualidad de los muchachos. Cito algunos: En primer lugar, aparece el dios del sincretismo, el cual ya no tiene ni religión ni iglesia, sino que es una construcción de todas las creencias y se hizo a imagen y semejanza de los intereses, necesidades y caprichos de los humanos. Además, el culto que rige a millones de jóvenes es el placer y la comodidad sin compromisos ni normas morales.

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