La vida es como un viaje en un navío en medio del mar y, como toda travesía, está llena de tormentas: desafíos, incertidumbres y momentos en los que podemos sentirnos perdidos. Nuestra embarcación, sin embargo, tiene un ancla: la esperanza en Cristo. De hecho, desde los primeros tiempos, los cristianos representaron la virtud con la figura y símbolo del ancla.
Este 2025, el Aguinaldo del Rector Mayor para toda la familia salesiana, nos invita a redescubrir el valor de la esperanza, inspirado en este año jubilar, que tiene como lema: Peregrinos de la Esperanza, inspirado en la cita: “La esperanza no defrauda” (Rm.5,5) Esa esperanza no es un simple optimismo ni una actitud ingenua ante la vida. Es la certeza que Dios no nos deja solos, nos sostiene y nos impulsa a seguir adelante, aun cuando el panorama parezca nublado.
Don Stefano Martoglio, Vicario del Rector Mayor y a quien ha correspondido escribir en esta ocasión el tradicional comentario, nos recuerda que estamos llamados a ser peregrinos, en constante movimiento hacia Dios, pero sin perder nuestro vínculo con Él. Somos navegantes en alta mar, pero nuestra barca está segura porque está anclada a Cristo.
Don Bosco fue un gigante de la espeza. Nunca dejó que las dificultades lo paralizaran; al contrario, las enfrentó con fe y con la certeza de tener los pies puestos en la tierra, pero la mirada puesta en el cielo. Esa misma esperanza fue la que transmitió a sus jóvenes, a quienes veía no solo como destinatarios de su misión, sino como protagonistas de un futuro mejor. No es casualidad que, en el escudo de la congregación salesiana, haya decidido que apareciera el signo del ancla.
Vivimos en un mundo donde los jóvenes muchas veces se sienten perdidos, sin referencias claras y sin alguien que los guíe. Frente a tantas falsas promesas de felicidad inmediata, estamos llamados a ofrecerles algo más grande: la alegría verdadera que nace de la confianza en Dios. La educación, la evangelización y el acompañamiento que ofrecemos a los jóvenes son signos concretos de esta esperanza en acción. Que este Boletín Salesiano sea un recordatorio de que nuestra misión sigue vigente y vibrante. Que cada página nos inspire a vivir “alegres en la esperanza” (Rm. 12,12).