Músico Don Bosco llega a decir que sus casas sin música, son como un cuerpo sin alma.

La importancia que don Bosco otorgaba a la música, venía del convencimiento de la saludable eficacia que le atribuía sobre el corazón y la imaginación de los jóvenes con el fin de ennoblecerlos, elevarlos y hacerlos mejores. No olvidemos que los chicos que atendía Don Bosco eran, en su mayor parte, huérfanos, analfabetos, llegados desde el campo al Turín de la revolución industrial para ganarse la vida.

Para don Bosco la música es un elemento educativo de primer orden en el oratorio. Ya en los primeros inicios de su actividad, se preocupa de que se organicen los primeros grupos musicales, las bandas de música. Eran muy importantes, en la vida de aquellos muchachos, los paseos que con ellos organizaba Juan Bosco por los alrededores de Turín. Con sus jóvenes, don Bosco participa en fiestas populares en las que colabora con la presencia de aquellas bandas musicales.

En el oratorio se enseña la música, no sólo la música popular, sino también el canto gregoriano. Y se preocupa de que sus muchachos, los que tienen mejores cualidades, estudien con profesores de prestigio.

La música, parte de la fiesta, es un elemento de alto valor educativo en el sistema de Don Bosco. Más allá de la vistosidad de una ceremonia o un oficio religioso adornado por la presencia de un coro, el impulso que Don Bosco da a todo lo referente a lo musical entra dentro de su postura de amar lo que gusta a los jóvenes, para que ellos amen lo que les propone el educador. La música es, también, medio adecuado para entrar en relación con los jóvenes, y crear un ambiente cálido donde hacer propuestas educativas.

 

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