Supresión de sexos

La ideología de género considera que nuestro comportamiento bifurcado en masculino y femenino es producto de la influencia cultural y social del entorno, y la propia sexualidad depende más de los acontecimientos biográficos y sociales de nuestra vida que de las características fisiológicas. Ser hombre o mujer no estaría determinada fundamentalmente por el sexo, sino por la cultura.

La ideología de género considera que la exclusividad de la relación entre hombre y mujer es un constructo social y cultural que es útil para mantener la hegemonía del dominio masculino, un dominio que constituye la superestructura de lo que denominan “sociedad patriarcal”.

Según esta ideología, los sexos ya no son dos sino cinco, y por tanto no se debería hablar de hombre y mujer, sino de mujeres heterosexuales, mujeres homosexuales, hombres heterosexuales, hombres homosexuales y bisexuales. No existe un hombre natural o una mujer natural, no hay conjunción de características o de una conducta exclusiva de un solo sexo, ni siquiera en la vida psíquica.

La ideología de género no pretende mejorar la situación de la mujer ni conseguir su igualdad con el hombre, sino que pretende la completa supresión de cualquier distinción entre lo femenino y lo masculino.

La única forma de eliminar la opresión de la mujer es rechazar la maternidad como función femenina, pues las responsabilidades de la mujer en la familia son las enemigas de su realización.

Si para Marx y Lenin, la conquista del “paraíso comunista” supondrá la desaparición de la dualidad de clases entre burgueses y proletarios, para la ideología de género este paraíso se hará presente una vez se disuelva la dualidad de sexos masculino-femenino, disolución que engendrará la unidad e igualdad total de la humanidad.

 

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