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El sacerdote Ángel Roncero Marcos, sdb, celebra hoy sus 93 años de vida, un viaje marcado por la adversidad, entrega y sabiduría acumulada a lo largo de las décadas. Cartago, febrero de 2024.- El sacerdote Ángel Roncero Marcos, sdb, celebra hoy sus 93 años de vida, un viaje marcado por la adversidad, entrega y sabiduría acumulada a lo largo de las décadas. Nacido el 16 de febrero de 1931, en España, P. Roncero quedó huérfano de madre y padre desde temprana edad, enfrentando la partida de su madre, Valentina, cuando tenía solo un año de edad. A sus 6 años su padre Bernabé murió. Sus dos hermanos mayores estaban en la Guerra Civil Española.

Criado por sus hermanas de 14 y 16 años durante los tres años de la guerra, encontró guía en un Párroco Diocesano que lo guió hasta el seminario Salesiano a la edad de 15 años, tras el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945. En ese camino, tuvo en España como maestro de novicios al italiano Don Pablo Montaldo, quien fue alumno de Don Bosco y compartía cautivadoras historias durante sus clases.

Terminado el Noviciado, hace su profesión religiosa salesiana el 16 de Agosto de 1950, cumpliendo en 2024 ya 73 años de vida religiosa y también de formar parte de la Inspectoría Salesiana en Centroamérica. En efecto, con 19 años de edad, don Ángel junto con siete compañeros pos novicios y un sacerdote salesiano viajan a Centroamérica el 1 de Noviembre de 1950, en un barco italiano de carga y de pasajeros desde Génova, Italia, hasta La Libertad en El Salvador. Fueron 32 días de barco llegando el 2 de diciembre de 1950.

Luego de estudiar Filosofía en El Salvador, realizó su tirocinio en Ayagualo y estudió su licenciatura y doctorado en Teología en la Universidad Pontificia Salesiana de Turín, Italia. En su ancianidad, los superiores lo enviaron 5 años a Roma para estudiar un posgrado en Biblia, donde tuvo la oportunidad de saludar personalmente al Papa San Juan Pablo ll.

Su camino se forjó en la dedicación a la enseñanza. En el Teologado en Guatemala, fue profesor, director espiritual, administrador y finalmente, Director durante doce años en dos períodos diferentes.

En Israel dio clases de Teología y de Ecumenismo, y aprendió Hebrero y Biblia. Hospedado con los Dominicos Franceses, tuvo la oportunidad de conocer Tierra Santa y de visitar Turquía, siguiendo los viajes apostólicos de San Pablo.

Retornó a Guatemala, donde su labor se multiplicó: En 1971 hizo un convenio de afiliación del Teologado Salesiano con la Universidad Pontificia Salesiana de Roma que otorgaba a los estudiantes el título de Baccalaureatus en Teología.

El mismo año 1971, con permiso del Inspector Salesiano Padre Hugo Santucci, obtuvo que la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala reconociera el Teologado Salesiano como su Facultad de Teología, otorgando a sus estudiantes el título de Licenciatura en Teología. De esta manera, el Instituto Teológico Salesiano de Guatemala fue el primer seminario de toda América Latina que otorgó a sus estudiantes el título de Licenciatura en Teología.

Junto con el Padre Félix Serrano, se separaron tiempo después de la Universidad Francisco Marroquín para fundar su propia universidad: La Universidad Mesoamericana. Fundó 3 colegios: el Tecnológico Don Bosco, Tecnológico Felipe Rinaldi y el Colegio Santo Domingo Savio, los tres en Guatemala. Y también, haciendo muchos malabares, fundó la Universidad Don Bosco en El Salvador.

En 2009, fue enviado a Cartago, Costa Rica, para descansar después de tantos años de trabajo. “Vivo muy tranquilo, sin responsabilidades directivas ni administrativas, sin cargos administrativos y más importante, sin preocupaciones de fundar carreras, porque en Guatemala fundé 18 carreras universitarias”, y construí muchos edificios educativos, menciona el Padre Roncero.

Actualmente, se dedica a las vocaciones sacerdotales, misas, confesiones, dirección espiritual y a dar clases de Biblia, Hebrero, Griego, Latín, Alemán e Italiano, además de escribir varios libros.

El Padre Roncero continúa inspirando con su ejemplo de sabiduría y devoción, dejando huella en cada persona con la que se ha topado a lo largo de sus más de siete décadas como religioso y nueve décadas de vida.


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