Ciudad de Panamá, abril 2025. – Del 16 al 20 de abril, el Movimiento Juvenil Salesiano (MJS) de la Basílica Menor Don Bosco, en la ciudad de Panamá, vivió una intensa y enriquecedora experiencia misionera en la zona del Darién, dentro del marco de la Semana Santa 2025. Un grupo de 16 jóvenes, acompañados por el Pbro. Manuel Gómez, SDB, y el Hno. Óscar Arévalo, SDB, emprendió un viaje de fe, entrega y encuentro hacia los apartados pueblos de la Zona Misionera de El Real de Santa María – Río Tuira, en el Vicariato Apostólico del Darién.
Gracias al respaldo y consentimiento del Pbro. Alberto Domínguez, responsable de la zona misionera, y de Sor Mayra Ortiz, FMA, directora de la Casa de las Hijas de María Auxiliadora en El Real de Santa María, los jóvenes misioneros emprendieron su recorrido por las tranquilas aguas del río Tuira, hasta llegar a las distintas comunidades.
Durante la misión, se realizó el tradicional visiteo casa por casa, fortaleciendo la cercanía de la Iglesia con el pueblo y convocando a las celebraciones propias de la Semana Santa. Los jóvenes del MJS fueron responsables de organizar y guiar los Via Crucis, las procesiones populares, las celebraciones litúrgicas, y de brindar catequesis diarias a los niños, quienes siempre mostraron un entusiasmo especial y cercanía con los misioneros.
Jóvenes misioneros
Candy Franco, del Grupo Bartolomé Garelli, nos comenta su experiencia: ‘‘Mi experiencia en la Misión 2025 fue muy gratificante y profunda. Tras tres años misionando en el Darién, siento cada vez más fuerte el llamado a llevar
esperanza, amor y luz, especialmente a los niños. En esta ocasión, compartimos con ellos la vida cotidiana: reímos, aprendimos, escuchamos sus historias y descubrimos juntos la belleza de lo simple. Me conmovió su ternura y apertura. Ahí comprendí algo muy valioso: para estar cerca de Dios, debemos ser como niños. Su alegría y sencillez me tocaron el corazón.
Cada misión me transforma, me reta a dar lo mejor y a confiar más en la voluntad de Dios. Agradezco esta oportunidad de servir, crecer espiritualmente y ser instrumento de paz en lugares donde el Evangelio aún es poco conocido. La misión no solo cambia a quienes reciben, sino también a quienes se entregan con el corazón abierto.’’
Jasuara Martínez, del Grupo María Auxiliadora también nos comenta: ‘‘Siendo esta mi primera experiencia misionera, puedo decir con certeza que fue algo realmente hermoso y muy bien organizado. Desde el primer día sentí que formábamos un verdadero equipo. Todos dimos lo mejor de nosotros, apoyándonos mutuamente en cada momento. Aunque fue una jornada exigente, con mucho movimiento y algo de cansancio, la vivencia superó todas mis expectativas. Cada uno aportó su granito de arena: los cantos de mi compañero Justin animaron nuestras celebraciones, mientras que David, Pedro y Arelis se destacaron como lectores en las actividades litúrgicas. También tuvimos momentos de aprendizaje y convivencia: descubrimos palabras nuevas, probamos comidas típicas que algunos no conocían, y nos enriquecimos con las historias de las personas del lugar.
Me impresionó profundamente la calidez, amabilidad y solidaridad de la gente. Esta experiencia me marcó el corazón y me animó a seguir sirviendo. Sin duda, me llevo muchos recuerdos y el deseo de volver.’’