Vertigo. Imagen disponible en línea. Yolanda B, una mujer de 38 años, comenzó a sentir de repente que todo le daba vuelta. “Sentía que la habitación giraba”, relató. Ella acudió al médico; como era de esperarse, le dejaron varias pruebas de laboratorio y le indicaron algunos fármacos

Llegaron los resultados de los exámenes y todos normales.
Yolanda fue remitida a un otorrino porque las sospechas era que uno de sus oídos estaba fallando. En efecto, el especialista le diagnosticó vértigo por infección en el oído. Le recetó medicamentos y le indicó hacer ejercicios para contrarrestar el vértigo.
Solo quienes han padecido alguna vez de vértigo saben que es una sensación tan molesta e alarmante; al punto de imposibilitar a la persona, no puede caminar, manejar máquinas, conducir vehículo, sufre desgano y prefiere estar acostada. Casi siempre el vértigo está acompañado por nauseas, vómitos, zumbido en los oídos, alteración en la presión arterial y taquicardia.
Hay dos tipos de vértigo, el periférico, que tiene relación con las enfermedades del odio como infecciones, inflamación (laberintitis), cuando hay desprendimientos de pequeños cristales en los canales del oído interno, y cuando aparece la enfermedad de Ménière, que se da cuando hay una alteración en la presión del líquido en el oído interno y afecta fosas nasales, cavidad oral y laringe. Además, perturba la audición. Esta clase de vértigo comúnmente se deriva por los cambios de postura, su inicio es brusco y duran poco.
El segundo tipo de vértigo conocido como vértigo central, tiene su raíz en el cerebro, sobre todo en la parte trasera y tronco del encéfalo. Este puede aparecer cuando hay un accidente cerebrovascular o algún trastorno neurológico. Se caracteriza por ser de inicio lento, tienen mayor duración, no tienen relación con la postura y el vértigo se da comúnmente de forma vertical y no giratoria.
A simple vista se puede concluir que los periféricos son menos severos que los centrales, por dicha estos son los menos comunes.
Es importante recalcar que hay diferencia entre un mareo y vértigo, algunas personas lo confunden o piensan que son lo mismo. Esto no es así, el mareo no está bien descrito por la persona, relata una sensación de cabeza vacía, con frecuencia es asociado a alteraciones físicas y psicológicas.
En cambio, el vértigo da una sensación ficticia de movimiento de uno mismo o del lugar a donde se está. El oído es casi siempre la causa.

Qué hacer
Cuando se presenta un vértigo, lo primero que se debe hacer es sentarse o tomarse de una pared o algo que lo pueda sostener. Esto evitará que la persona se caiga y tenga un golpe de gravedad. También, debe parar toda actividad que se esté realizando o esté por hacer.
Evitar moverse, si se debe mover, debe ser de forma lenta y pausada. Aconsejan trasladarse a un lugar ventilado e iluminado porque la oscuridad agudiza la sensación de movimiento.
Además, se debe chequear la presión arterial, porque está puede bajar súbitamente.
También, recomiendan eliminar por completo el consumo bebidas alcohólicas, refrescos con cafeína, el café y el cigarrillo.
Algunos médicos homeópatas recetan el consumo de jengibre y limitan la ingesta de sal y glutamato monosódico.
Casi siempre, los médicos recetan fármacos y ejercicios para contrarrestar el vértigo de tipo periférico. La maniobra de Epley y la Semont son los más famosos. Consisten en hacer una serie de movimientos que el especialista le enseña a cada paciente. Casi todos se hacen acostado o sentado y girando las cabeza de un lugar a otro.
Lo más importante ante un vértigo es acudir al médico para conocer el origen y el correcto tratamiento.

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