Blog El Padre Luis dice
- Por P. Luis Corral, sdb /
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Dios puso a prueba a Abrahán cuando le dijo: “Toma a tu hijo, a tu único hijo, al que amas, a Isaac, y vete a la región de Moria. Allí lo ofrecerás en sacrificio” (Gn 22,1-2). Toda la historia de Abrahán es un homenaje a la confianza en Dios. Lo cual le ha merecido el nombre de ‘nuestro padre en la fe’.
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Esta visión universal de salvación se remonta al pacto de Dios con Noé y con toda la humanidad (Gn 9,8-17), y en la Alianza de Abraham con la promesa de bendición para todos los pueblos (Gn 12,3 y 18,18). Así fue entendido también por los profetas (Is 24,13-16, etc).
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Debemos reconocer que ir cada año al santuario del Cristo más venerado es más fácil que cambiar de vida abandonando el vicio y el pecado. Es más fácil asistir a las procesiones que confesarnos y hacer un verdadero propósito de enmienda. Es más fácil recibir la ceniza en la frente el primer miércoles de Cuaresma que abandonar ciertas costumbres arraigadas que no nos permiten comulgar.
- Por P. Luis Corral, sdb /
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La frase ‘Aquí estoy, Señor, para que hagas mi voluntad’ no la he escuchado a nadie con esas mismas palabras, pero tal parece que eso es lo que pretenden algunas listas de peticiones que traemos ante el Señor, a cambio de lo cual le hacemos ciertas promesas y prácticas de piedad. Lo cual manifiesta una actitud más propia de otras religiones.
- Por P. Luis Corral, sdb /
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‘Y por eso no obtengo lo que pido’.
Es más frecuente escuchar este razonamiento en las iglesias evangélicas: “Si Dios no te ha sanado es porque no lo has pedido con suficiente fe”. Y el pobre cristiano, además de la enfermedad, tiene que cargar ahora con el peso de conciencia de que no tiene suficiente fe. Eso es desesperante. Ojalá nuestros catequistas nunca utilicen este argumento.
- Por P. Luis Corral, sdb /
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Una de las consultas más frecuentes por parte de los fieles, tanto en las confesiones como en la dirección espiritual viene expresada en forma de queja a Dios. Es frecuente escuchar: “Dios no me oye”. “Dios se ha olvidado de mí”. “Dios no me concede lo que le pido”.