Santa Ana, agosto 2015.- El martes 4 de Agosto todas las comunidades salesianas de Costa Rica se reunieron para celebrar la fiesta de la Inspectoría del Divino Salvador. La meta era la finca de los bienhechores en Río Oro de Santa Ana.
No pudiendo asistir los directores de San Isidro y de Cartago, los hermanos de dichas comunidades fueron conducidos por el Dr. Umaña cuyo lema es “todo esto me lo conozco”. Pero, ay Dios…como quien no sabe embrocar la moderna autopista, tomó, como otrora, el antiguo y meándrico camino que de San José pasa por los brujos antiguos y modernos de Escazú.
En una de sus vueltas y revueltas, fiel a su inveterada costumbre de mirar los panoramas y edificios de ambos lados en vez de la carretera, dice: “aquél es el cerro de las palomas”…¡Cuidado! Le grita quien iba a su lado en el asiento de la muerte…Un frenazo dejó sin respiro a la alegre comitiva al ver el microbús a pocos milímetros del ciclista que se salvó de quedar como una chuleta…
Pero esta vez, dichosamente, llegamos a Río Oro los primeros. Habíamos salido de Cartago casi tres horas antes…
El primer acto, la Eucaristía presidida por el P. Corral, con su pausada, reflexiva, filosófica y teológica homilía.
Tras unos chapuzones de patos al agua en la fresca piscina, empezando por los más viejos, el P. Fuentes ofreció abundante y variado espíritu “divino” con el delicioso almuerzo servido por una de las muchas empresas de catering que abundan en tiquilandia.
La alegre sobremesa estuvo animada por la guitarra de Félix, casi más español que nica por su selecto y malhablado vocabulario…
Inició los discursos de ocasión Pacheco con un pensamiento muy espiritual recordando las tres devociones marianas de Costa Rica: La Pura y Limpia Concepción del Rescate de Ujarrás, La Virgen de Los Ángeles, La Virgen de Sarapiquí, olvidando la Auxiliadora…Alguien comentó: “Y todavía creen en eso de Sarapiquí?”…
Tras los infaltables chistes de Pacheco, todos pidieron serrucho…También las adivinanzas del Dr. U premiadas con la astronómica suma de doscientos colones (unos cuarenta centavos de dólar), al minuto las acaparó CEDES Don Bosco, dos Fuentes y una Pedro Chico. La que nadie adivinó, con premio de mil colones, fue la de Roncero: ¿Cuál es la vía más rápida para hacerse rico? Quedando desierta la respuesta y la premiación, la explicó: Si quieres hacerte rápidamente rico, compra un argentino por lo que vale y después lo vendes por lo que él dice que vale…..
Llegadas casi las tres de la tarde, animados en la vocación para trabajar en esta maravillosa inspectoría que Dios nos ha encomendado, bien comidos y bebidos y alegres por el “espíritu” (no tan divino) ofrecido por el P. Fuentes, cada quien regresó a su corral o gallinero, donde esta vez esperaban a sus polluelos los gallos de Cartago y San Isidro.
De todo lo relatado doy fe…..
