En la encíclica "Laudato si'", el papa Francisco habló sobre cómo el enfoque actual hacia la tecnología está dañando nuestro medio ambiente. Este enfoque, que el papa ha denominado “paradigma tecnocrático", es una forma de ver la vida y la acción humana que se ha desviado de la realidad, llegando a dañarla. En esencia, es pensar que la realidad, el bien y la verdad nacen automáticamente del poder tecnológico y económico. Esto lleva a la creencia de que el crecimiento puede ser infinito, lo cual ha emocionado a economistas, financistas y tecnólogos.
En los últimos años, hemos visto cómo este enfoque se ha fortalecido con avances como la inteligencia artificial y otras nuevas tecnologías. Estas innovaciones se basan en la idea de un ser humano sin límites, cuyas capacidades se pueden expandir infinitamente gracias a la tecnología.
Aunque los recursos naturales necesarios para la tecnología, como el litio y el silicio, no son infinitos, el problema más grande es la ideología detrás de todo esto. Hay una obsesión por aumentar el poder humano más allá de lo imaginable, viendo todo lo que no es humano solo como un recurso para usar. En este enfoque, lo que existe deja de ser algo que valoramos y cuidamos, y se convierte en algo que esclavizamos para satisfacer cualquier capricho humano.
Es alarmante ver cómo la tecnología, que amplía nuestras capacidades, otorga a aquellos con el conocimiento y poder económico un control enorme sobre toda la humanidad y el mundo. La humanidad nunca ha tenido tanto poder sobre sí misma, y no hay garantías de que lo use bien. Esto es especialmente preocupante cuando vemos cómo se está usando actualmente. ¿Quién tiene todo este poder y quién podría tenerlo? Es muy peligroso que solo una pequeña parte de la humanidad posea tanto poder.
“Nunca la humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma y nada garantiza que vaya a utilizarlo bien, sobre todo si se considera el modo como lo está haciendo” Laudate Deum 23