¿Y si tu vida fuera una llamada? No una llamada cualquiera, sino una invitación personal a descubrir quién eres y para qué estás en este mundo. Eso es la vocación: mucho más que una carrera, una ocupación o una meta. Es una historia de amor entre Dios y cada persona: a quien Dios ama, Dios llama y Dios envía, Dios quiere que seamos felices. No tenemos una misión en esta vida, ¡Cada uno de nosotros es una misión!
Don Bosco lo entendió desde el inicio. Él no solo quería formar buenos ciudadanos, sino jóvenes capaces de escuchar a Dios en el corazón y responder con libertad. Su vida fue un constante “arte de convocar para la vida”, sembrando esperanza en quienes lo rodeaban, acompañando con ternura, animando con firmeza.
Hoy, más que nunca, necesitamos redescubrir esa cultura vocacional. En un mundo lleno de prisas, presiones y falsas promesas de éxito rápido, hablar de vocación es abrir un espacio donde cada joven pueda preguntarse: ¿Qué quiere Dios de mí? ¿Dónde puedo amar más y servir mejor?
La cultura vocacional no busca imponer caminos, sino abrir horizontes. San Francisco de Sales lo decía con claridad: “Haz todo por amor, y nada por la fuerza”. Por eso, nuestra tarea como Familia Salesiana es crear ambientes donde cada persona se sienta mirada con ternura y acompañada, de esta manera hacemos vida el aguinaldo de este año: “Anclados en la esperanza, peregrinos con los jóvenes”. Llevar esperanza es ayudar a los otros a descubrir el sentido de su vida.
Esta edición del Boletín Salesiano quiere ayudarte a mirar tu vida como una llamada que merece ser escuchada. Encontrarás historias, reflexiones y claves que te inspirarán a redescubrir tu vocación o a acompañar la de otros.
Porque todos, jóvenes o adultos, estamos llamados a algo grande: vivir con alegría, servir con pasión, y hacer de nuestra vida un regalo para el mundo. Este regalo sólo es posible si abrimos nuestra vida a Cristo, como afirmaba el Papa Benedicto XVI : “¡No tengas miedo de Cristo, él no quita nada, él lo da todo…en él encontrarás la verdadera vida!”
Y como nos recordó el Papa Francisco: “Tu vida no es un mientras tanto… es el ahora de Dios”.