Un Salesiano en Albania

La alegría de servir al Señor. Las historias de los misioneros me han siempre fascinado. Su capacidad de donarse enteramente, de llevar la fe como regalo a tantos y el amor ardiente que en ellos vemos, son para mí un modelo de nuestra consagración a Dios. Por eso, desde que entré en la Congregación, me he preguntado ¿por qué no puedo ser como ellos? Y cada vez que me lo preguntaba, sentía como en el corazón se me encendía aún más la llama del deseo por donarme como ellos a las misiones.

Fiesta de resurrección en Kosovo. Esta cuaresma y Semana Santa fue en definitiva muy diferente a todas.

Don Bosco. Imagen disponible en línea. Cuando papá cumplió 25 años como exalumno salesiano, me pidió que lo acompañara a la misa del 31 de enero en el colegio. No recuerdo cómo le dije que sí, pero estoy seguro que jamás olvidaré haberlo visto tan atento al sacerdote, sentado en la banca como si fuera casa suya, siguiendo cada momento con entera devoción y, lleno de entusiasmo, al terminar la misa, unirse al coro, a todo pulmón, para entonar el himno salesiano. El grito “Don Bosco, Don Bosco, acorde infinito…” me caló profundo. Tanto que no perdí la oportunidad para bromear y decirle que se había emocionado. Él, sonriente y casi proféticamente me dijo: “un día lo vas a entender patojo”.

Ven Señor. Una experiencia aleccionadora en nuestro estilo de vida es compartir la “época más linda del año” fuera de casa, con una nueva familia, lejos de tus tradiciones, de lo acostumbrado. El clima, la comida, el ambiente, todo se extraña y todo cambia y aunque algunas cosas parecen ser iguales, hay una sola que toma su puesto (como justamente le pertenece): celebrar el misterio de Jesús, hombre como nosotros, tierno niño envuelto en pañales, nuestro esperado redentor.

Un salesianos en Kosovo. Noviembre 2016.- Antes de comenzar a escribirles cada mes, me siento un momento a pensar ¿qué es lo que más quiero contarles? Porque es tanto lo que me encantaría escribirles que seguro nos harían falta los sillones, el café, las champurradas y el tiempo. Pero es bonito, porque los siento cerca. Siento que estoy por verles o que todo esto lo he vivido con ustedes.

Septiembre, mes de emociones. Roma, octubre 2016.- Ha sido un mes de idas y vueltas, de tantas emociones, de tantas personas, que será un reto tratar de resumir tantas cosas vividas. Ha sido un tiempo para valorar tantas experiencias y, sobre todo, para agradecer a Dios. Un vagón cargado con tantos detalles que se me ha hecho necesario tomar más tiempo del necesario para asimilar y para descubrir. Una bendición.