El tirano adulto se encuentra en una dinámica de placer como un niño que se ha olvidado de crecer. La enfermedad que aplasta el crecimiento de los niños


La 'hijitis' representa una problemática paterna donde los padres no logran cortar el cordón umbilical. El pediatra Marcello Bernardi ofrece una descripción precisa: "Los padres con 'hijitis' aspiran a ser más que los cimientos de sus hijos; quieren ser todo, desde la base hasta el último azulejo. Anhelan ser padres eternos, siempre en servicio. Controlan todo: la alimentación, vestimenta, amistades, juegos, educación y conducta. Aunque las consecuencias de esta actitud no sean inmediatas, suelen manifestarse en la adolescencia. ¿Cómo enfrentará la vida un niño que nunca aprendió a vivir por sí mismo? ¿Si siempre otros han decidido por él?"

Aquí hay algunos ejemplos:

Aquella madre que padecía “hijitis” que, para borrar las pruebas de la culpabilidad de su hijo, quemó siete obras maestras del célebre pintor español Pablo Picasso, robadas por su hijo del museo de Róterdam (Holanda) en julio de 2013.

Estaba enferma de “hijitis” aquella madre que, citada por la profesora para advertirle de que si no se esforzaba más, su hija corría el riesgo de suspender, le gritó a la cara:“¡Esto es un colegio privado ! Yo pago. ¡No debes molestarte! ".

Estaba gravemente enferma de 'hijitis' aquella madre que denunció por robo al profesor que le quitó el móvil a su hijo de octavo grado porque, en lugar de prestar atención a la lección, estaba mirando un sitio pornográfico


La gravedad de la 'hijitis' radica en su efecto corruptor en los niños. Los sobreprotegidos se creen infalibles y perfectos, lo que puede llevar a un comportamiento despótico y arrogante en el futuro.
Pero el daño no termina ahí. Esta enfermedad genera lo que se conoce como "niños prolongados", aquellos que no se deciden a abandonar el nido familiar.

La psicóloga Maria Rosa De Rita aconseja: "A los 27 años, como máximo, deberían dejar el hogar. Si no es posible, al menos no cocines para tu 'gran cachorro' de 35 años cuando llegue a casa. A veces somos nosotros quienes no queremos que se vayan, demostrando una falta de amor verdadero".
El amor genuino implica no pisotear ni apropiarse de las flores, sino permitirles crecer libres y hermosas. En términos pedagógicos, amar a un hijo es liberarlo de nuestra necesidad constante de ayuda.

 

¿Cómo superar la 'hijitis'?
El desafío radica en vencer el "complejo de salvavidas". En la actualidad, las preocupaciones excesivas sobre los peligros que enfrentan los niños rozan lo absurdo. Sí, existen riesgos, pero no deben convertirse en una obsesión.

Privar a un hijo de hacer cosas por sí mismo es negarle la oportunidad de ganar confianza y fortalecer su autoestima. Anímale a realizar tareas sencillas como poner y quitar la mesa, aun cuando parezca torpe al principio. Dale responsabilidades acordes a su capacidad y evita hacer por él lo que puede hacer solo. No le robes un pedazo de su vida. No lo conviertas en un niño prolongado.

 

La semilla de un dictador

No tendrás problema en identificarlos: desde la persona que no cede el asiento en el autobús, pasando por el conductor que aparca en doble fila frente a la panadería sin preocuparse sobre el tráfico... Todos aquellos a quienes el psicólogo Didier Pleux llama “tiranos adultos”. Personalidades centradas en sí mismas, indiferentes o casi indiferentes a los demás, y cuyo número se dice va en aumento.

Una profesora de economía que analiza su experiencia ha constatado un aumento de estos temperamentos difíciles: «Los adolescentes a los que enseño desde hace quince años nunca han aprendido a tener en cuenta a los demás, lo colectivo no tiene sentido para ellos. Son incapaces de cuestionarse a sí mismos. Nos encontramos ante un fenómeno preocupante del que ha llegado el momento de tomar conciencia. Sobre todo porque una parte de ellos está llegando a la edad adulta".

El tirano adulto se encuentra en una dinámica de placer como un niño que se ha olvidado de crecer. Nunca ha interiorizado verdaderamente los límites de lo posible. Por eso no soporta que le digan "no". Sólo la realidad, cuando choca con él, puede detenerlo. Ni psicótico ni perverso, deberá empezar a lamentar su deseo de omnipotencia y aceptar sus defectos para poder evolucionar. El tirano adulto no es una víctima, está en una elección existencial a la que puede decidir renunciar.

 

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