Las mujeres pueden utilizar el Método de la Ovulación de manera segura y efectiva. La Organización Mundial de la Salud (OMS), así lo ha reconocido también. / Fotografía de Cathopic - Il ragazzo Consiste en abstenerse de relaciones conyugales cuando la mujer es fértil, o sea, esos pocos días al mes en que la mujer ha madurado un nuevo óvulo y dicho óvulo está esperando ser fecundado por un espermatozoide. Si no es fecundado (porque no ha habido relación conyugal), el óvulo muere y será expulsado naturalmente. El resto del mes, la mujer es estéril.


Existen signos externos, fácilmente observables, a través de los cuales la mujer puede (y debe) conocer cuándo está ovulando. La esposa dialogará con su marido para decidir, de mutuo acuerdo, los días en que se abstendrán de relaciones conyugales.


La explicación más detallada de este método es trabajo de especialistas. Pero la base científica del método es fácil de comprender: Para que haya un embarazo se requiere que un óvulo de la mujer sea fecundado por un espermatozoide aportado por el varón.


Resulta que el varón suele ser fértil todo el tiempo desde la pubertad hasta una edad avanzada. Y en cada eyaculación expulsa más de 200 millones de espermatozoides.Distinto es el caso de la mujer. Ella no es fértil todo el tiempo, sino que madura sólo un óvulo cada mes (28 días).Dado que tanto la vida del espermatozoide como la vida del óvulo son cortas (aproximadamente 24 horas), resulta que la mayor parte del tiempo las relaciones de los esposos son estériles.


Si, además, la mujer sabe identificar los días de su ovulación y, de acuerdo con su marido, se abstienen esos días de relaciones conyugales, la seguridad de este método para evitar los embarazos está garantizada. Las mujeres con ciclos largos o irregulares, madres lactantes, incluso las que están pasando la premenopausia o aquellas que han abandonado métodos artificiales de planificación familiar, pueden utilizar el Método de la Ovulación de manera segura y efectiva. La Organización Mundial de la Salud (OMS), así lo ha reconocido también.


De hecho, la mujer puede conocer los días de su ovulación por ciertos síntomas externos. El reconocimiento de estos síntomas debe formar parte de la educación sexual de todas las jovencitas; y también los varones deben ser informados al respecto. Porque ellos deben comprender y colaborar.


Durante la ovulación la mujer segrega por la vagina una mucosidad peculiar que cambia de densidad, según los días (menos elástico el primero y el último día y más elástico, como clara de huevo, en el día central y con sensación de humedad).


La menstruación no es señal de ovulación, sino de expulsión del óvulo no fecundado. Por eso la falta de menstruación puede ser señal de embarazo: entonces el óvulo no se expulsa, porque ha sido fecundado y se ha convertido en embrión. Por eso no hay menstruación.


La educación sexual de las niñas debe girar no en torno a la menstruación sino en torno a la ovulación.


Los padres son (deberían ser) los mejores maestros en estos temas delante de sus hijos e hijas. Los médicos y ginecólogos pueden explicar más detalladamente y aclarar dudas particulares. El maestro cristiano en la escuela puede ser de gran ayuda. El sacerdote puede aclarar dudas de conciencia.


La Iglesia aprecia el rápido progreso realizado en el campo de los modernos métodos naturales para la planificación familiar y espera que estos métodos se difundan ampliamente por el mundo. Últimamente el método Billings ha sido complementado por el modelo Creighton y la Naprotecnología.

 

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