Me pareció encontrarme en una región salvaje y por completo desconocida. Era una inmensa llanura completamente inculta, en la que no se descubrían montes ni colinas. En sus lejísimos confines se perfilaban escabrosas montañas. Vi una turba de hombres que la recorrían. Estaban casi desnudos, eran de altura y estatura extraordinarias, de aspecto feroz, cabellos largos y desgreñados, color bronceado y negruzco e iban vestidos con amplios mantos de pieles de animales que les caían por las espaldas. Usaban como armas una especie de lanza larga y el lazo.
Don Bosco relató que en 1872 tuvo un sueño misionero que le causó gran impresión, convenciéndose de que era un aviso del cielo, aunque sin comprender de inmediato su significado. Inicialmente pensó en misiones en Etiopía, Hong-Kong, Australia o las Indias. Sin embargo, en 1874, al recibir invitaciones para enviar salesianos a Argentina, entendió que el sueño se refería a los indígenas de la Patagonia.
Un modo de evangelizar “oratoriano”
Don Bosco continúa su narración como quien ve una película o serie por televisión, pero no puede intervenir en los hechos… Divisa a un grupo de misioneros de variadas órdenes religiosas que intentan evangelizar a esas tribus. Los observé, pero no reconocí a ninguno. Se mezclaron con los indígenas, pero ellos, apenas los veían, se les echaban encima y los mataban. Después de observar esas horribles matanzas, me dije: - ¿Cómo convertir a esta gente tan indómita? Y continúa: Vi entretanto en lontananza un grupo de otros misioneros que se acercaban a los indígenas con rostro alegre, precedidos de un pelotón de muchachos. Sorprende vivamente la descripción de esta segunda camada de misioneros. No se acercan con la predicación, ni el ofrecimiento de un catecismo, ni con la cruz en la mano… su identificación es su rostro alegre, y su estrategia evangelizadora es ir precedidos por un pelotón de muchachos… ¡Los muchachos evangelizan a sus mayores!... De hecho don Bosco los reconoce: son sus misioneros…: Los miré atentamente y vi que eran nuestros salesianos. Los primeros me eran conocidos… Descubre a los que él envió y que le reflejan su mismo modo de actuar, su “corazón oratoriano”.
El milagro es posible…
Don Bosco tiembla de miedo y quiere impedir que se acerquen a los indígenas, pero no puede. Los acontecimientos no dependen de él… Quise hacerles volver atrás, cuando noté que su aparición había provocado la alegría en aquellas turbas que, bajaron las armas, cambiaron su ferocidad y recibieron a nuestros misioneros con las mayores muestras de cortesía… los indígenas; les hablaban, y ellos escuchaban atentamente su voz; les enseñaban y aprendían prontamente; les amonestaban, y ellos aceptaban y ponían en práctica sus avisos.
Maravillado, descubre que no sólo no se da el rechazo y la agresión que sufrieron los primeros misioneros, sino que los aborígenes se manifiestan receptivos, aceptan sus enseñanzas y hasta sus correcciones… les daban las mayores muestras de cortesía. “El método salesiano” funciona también en tierras lejanas. Esencialmente radica en el modo de vincularse. Se trata de ofrecer en las misiones, la misma propuesta original del Sistema Preventivo en su síntesis más concisa: “procura hacerte querer”.
Otra vez, María es la clave
Seguí observando y me di cuenta que los misioneros rezaban el santo Rosario, (…) les abrían paso y contestaban con gusto a aquella plegaria. Los Salesianos se colocaron en el centro de la muchedumbre, que les rodeó, y se arrodillaron. Los indígenas echaron las armas a los pies de los misioneros y también se arrodillaron. Y he aquí que uno de los salesianos entonó el: Load a María; y aquellas turbas, todos a una voz, continuaron el canto tan al unísono y en tono tal, que yo, casi espantado, me desperté.
Los salesianos llegan con el rosario en la mano y los cantos de alabanza a la Virgen… Don Bosco queda admirado de la transformación de los indígenas que asumen la oración de María y sus cantos… Ella lo hace de nuevo, Ella lo hace todo…
Don Bosco proyecta en su sueño dos comprensiones: por un lado, “su imaginario” condicionado por la cultura europea y los prejuicios racistas de la época; por otro, la “potencia del carisma salesiano” que brota de su corazón. Su fe y caridad sobrepasan sus limitaciones humanas y nos ofrecen una señal a seguir.
Recomendación: Canción "Sueño Misionero" del padre Miguel Alfaro, SDB: https://www.facebook.com/share/v/16V4pQAC2v/