Cs824D N.Musio La espiritualidad salesiana de Don Bosco, frente a otras corrientes espirituales que algunos especialistas denominan “abstractas”, se sitúa en una línea bien diversa, porque se inspira en un maestro como Francisco de Sales proponiendo una espiritualidad para la vida ordinaria.



En una expresión feliz atribuida al santo se dirá que “hay que florecer donde Dios nos ha plantado”. Es esta una característica fundamental de la espiritualidad salesiana: que es realista. Aprender a amar la condición que tenemos, asumir la vida como se presenta, y amarla como manifestación de la aceptación del querer de Dios, puede parecer algo pasivo, pero no resulta tal cuando se trata de practicar la virtud, hacer el bien, cumplir el propio deber, las cosas de cada día, en el lugar donde la providencia de Dios nos ha plantado, y tal vez donde no siempre habríamos querido estar, o quizá sí. Es disponer el corazón para la aceptación de la voluntad de Dios.

Nos viene enseguida a la mente que esta era la espiritualidad propuesta por el mismo Don Bosco a sus muchachos y a los Salesianos. Como muestra, un botón: las mortificaciones de Domingo Savio.

«¡Pobre de mí! Yo estoy verdaderamente hecho un lío. El Salvador dice que, si no hago penitencia, no iré al paraíso; y a mí se me prohíbe hacerla: ¿cuál será entonces mi paraíso?”

– La penitencia, que el Señor quiere de ti, le dije, es la obediencia. Obedece, y esto te basta.

- ¿No podría permitirme alguna otra penitencia?

– Sí: se te permiten las penitencias de soportar pacientemente las injurias que se te hiciesen; tolerar con resignación el calor, el frío, el viento, la lluvia, el cansancio y todas las incomodidades de salud que Dios quiera enviarte.

– Pero esto se sufre por necesidad.

- Lo que debas sufrir por necesidad ofrécelo a Dios, y se convierte en virtud y mérito para tu alma.

Contento y resignado con estos consejos, se fue tranquilo».

Nuestra Familia Salesiana ha asumido su modo de vivir la relación con Dios mediante el cumplimiento del deber, con la conciencia de que es la forma que tenemos de corresponder, participar y cooperar con Dios en su acción creadora y con Cristo en la construcción del Reino.
Don Bosco promovió y vivió con sus jóvenes y sus Salesianos las características de este modo sencillo, cercano, cotidiano de estar en relación con Dios. Se corresponde con el modo de Francisco de Sales de proponer la práctica de la virtud cotidianamente, pero aquellas que le corresponden a su condición y a su estado, no otras. «Dios, en el acto de la creación, mandó que cada planta diese fruto según su especie; de igual modo ordena a los cristianos, plantas vivas de su Iglesia, que produzcan frutos de devoción según propia calidad y carácter».

 

Este artículo está en:

Boletín Salesiano Don Bosco en Centroamérica
Edición 256 Marzo Abril 2022

Recibir notificaciones de nuevos lanzamientos:

Suscribirse

Leer más artículos:

 

Compartir