(ANS – Roma) - Esta mañana, en la solemnidad de Santa María Dominga Mazzarello, el padre Fabio Attard, Rector Mayor de los Salesianos de Don Bosco, visitó la Casa Generalicia de las Hijas de María Auxiliadora (HMA) para celebrar la Misa festiva. Este gesto, lleno de fraternidad y espiritualidad compartida, representó un fuerte signo de unidad dentro de la Familia Salesiana.
Durante la celebración eucarística, el padre Attard ofreció una homilía rica en reflexiones, abordando los desafíos, la renovación y la misión de la vida consagrada, inspirándose en el Evangelio de la vid y los sarmientos. Él destacó este Evangelio como una clave para comprender las dimensiones espirituales, pastorales e incluso biológicas de la vida consagrada.
Subrayó que en el centro de la imagen evangélica está Cristo, la “vid verdadera”, que es el fundamento de toda fecundidad en la fe. Advirtió sobre los peligros de una vida frenética y autoreferencial, donde los criterios mundanos de éxito pueden sofocar la dimensión espiritual: “Toda crisis, toda duda sobre nuestra relevancia, encuentra su respuesta en el retorno a Cristo, fuente de amor, esperanza y fuerza.”
El padre Attard explicó la importancia del verbo “permanecer”, interpretándolo como un llamado a la fidelidad perseverante frente a los cambios desorientadores y las tentaciones de gratificación inmediata. Esta fidelidad, dijo, se manifiesta en la oración, en la Eucaristía y en la vida comunitaria: “Permanecer en Cristo es el antídoto contra la fragmentación, la brújula que nos guía a través de las dificultades relacionales, los desafíos institucionales y las podas necesarias para un crecimiento auténtico.”
También habló sobre la verdadera fecundidad, que no nace del rendimiento o el reconocimiento mundano, sino de una vida transformada por la presencia de Cristo. Exhortó a las comunidades religiosas a centrarse en la calidad de las relaciones, la adhesión a Cristo y el servicio, recordando que incluso las comunidades más pequeñas y ocultas pueden dar frutos extraordinarios si permanecen arraigadas en Él.
Madre Mazzarello: Un Ejemplo Vivo del Evangelio
El padre Attard luego dirigió su atención a Santa María Dominga Mazzarello, cofundadora de las Hijas de María Auxiliadora, presentándola como un reflejo luminoso de la imagen evangélica de la vid y los sarmientos.
Describió a Madre Mazzarello como una mujer profundamente arraigada en Cristo, cuya espiritualidad se caracterizaba por la sencillez, la humildad y una íntima relación con Dios. Su “permanecer en Cristo” se expresaba en la fidelidad a los deberes cotidianos, en la oración y en el servicio a los demás: “Su fuerza, su alegría y sus decisiones estaban guiadas constantemente por su mirada fija en el tabernáculo.”
El padre Attard destacó cómo la fundación del Instituto de las HMA, en colaboración con Don Bosco, es el fruto más evidente de su unión con Cristo. Incluso las dificultades que enfrentó, como la enfermedad y los desafíos iniciales del Instituto, fueron interpretadas como podas dolorosas pero necesarias para una fecundidad más auténtica. Su espíritu de familia, su capacidad para crear comunión y para animar con dulzura y firmeza, eran expresiones tangibles del amor de Cristo que circulaba en la comunidad.
Un llamado a la renovación y al testimonio auténtico
Concluyendo su homilía, el padre Attard lanzó un desafío a todas las personas consagradas, invitándolas a redescubrir a Cristo como la fuente de su identidad, alegría y misión. Las exhortó a vivir esta dinámica evangélica con autenticidad en el presente, enfrentando los desafíos con valentía y esperanza: “La memoria de Madre Mazzarello no es solo un recuerdo del pasado, sino un llamado vivo a dar fruto hoy y en el futuro.”
La visita del padre Fabio Attard a la Casa Generalicia de las Hijas de María Auxiliadora fue un momento significativo de fe y comunión. Sus palabras, inspiradas en el Evangelio y en el testimonio de Madre Mazzarello, ofrecieron a todos una invitación a vivir con mayor intensidad y autenticidad su vocación. Esta celebración fortaleció los lazos de la Familia Salesiana, recordando a todos que la verdadera fecundidad nace de la unión con Cristo, fuente de esperanza y alegría.