La fachada del Centro Salesiano de Formación Permanente para toda América (CSFPA), que celebra 50 años de historia, testimonio vivo de un sueño hecho realidad bajo la acción de Dios y el esfuerzo de tantos protagonistas Un Dios “tejedor”

Dicen que Dios, antes de crear el mundo, se paseaba por los no-rincones de su infinita eternidad y por los no-espacios sin-tiempos de su perfección absoluta, tanto que comenzó a experimentar una especie de aburrimiento… Sin saber qué hacer… ni en qué entretenerse… un no-día se le ocurrió aprender a tejer… Así fue cómo inventó la historia humana, creando ese hilo alternativo, totalmente novedoso e impredecible, hecho de contingencia, caducidad, increíble ignorancia y presunción…, que le resultó fascinante, porque podía entrecruzarlo con su inagotable vida divina y la belleza de su sabiduría proverbial, haciendo surgir infinidad de nuevos diseños y creaturas. Fue en ese entonces que inventó el primer “nudo” que está a la base de todos sus tejidos, con el que entrelaza lo divino con lo humano…

Un telar hecho de “utopía y realidad”

El Centro Salesiano de Formación Permanente para toda América (CSFPA) que cumple sus Bodas de Oro, nació como un diseño original, de las manos artesanas de Dios. Medio siglo de vida que entreteje, según las palabras pronunciadas hace 25 años, por su mismo fundador el P. Fernando Peraza, una mezcla de “sueño” y “realidad”. Es una experiencia, que, como todo lo realizado por Dios, hilvana hechos y protagonistas, esfuerzos humanos y acción misteriosa del Espíritu, conformando una preciosa historia vivida entre "utopía y realidad".

Espíritu Conciliar y realidad Latinoamericana

La trama de esta novedosa institución formativa, inició como fruto de diálogos entre pasillos, durante los días del Vigésimo Capítulo General Salesiano, llamado “Especial”, no sólo porque fue el más largo de la historia, sino porque puso en juego nada menos que el “revisar, en profundidad, nuestra identidad, a la luz de las realidades modernas, y según las directrices de la Iglesia Conciliar”. Los inspectores y delegados de América, sintieron el soplo renovador del Espíritu que había “abierto las ventanas de la Iglesia” para refrescarla con su aire nuevo. Este centro de formación permanente es, sin lugar a dudas, un hijo del Concilio Vaticano II: lleva en sus entrañas los genes del Espíritu Santo que lo inspiró.

La figura de un “Abuelo”

Un personaje imprescindible para comprender su nacimiento y realizar una adecuada interpretación de su particular identidad, es la figura del Padre Fernando Peraza Leal, llamado cariñosamente por sus exalumnos: el “Abuelo”. Al ponerse a tejer el diseño de este nuevo espacio al servicio de la formación salesiana, Dios pensó en una fibra que le diera originalidad y consistencia. El “Abuelo” fue, para todos los que lo conocimos, ese reflejo del amor de Dios que, pasando por el corazón de Don Bosco, se hizo en él poesía, inspiración, ciencia, contención espiritual, paternidad … Su persona está ligada indisolublemente al novedoso perfil de este centro. Sin el “Abuelo”, el CSFPA hubiera sido otra cosa…

La formación, “urdimbre” del telar

Todo lo que Dios teje, lo sostiene con su “soplo de vida”. Es el hilo de oro que da sentido y trascendencia a todo lo que hace. Este Espíritu de luz y de amor al entretejerse en la historia humana, se llama “formación”. Para Dios, la formación no consiste en el conocimiento, sino en el aprender a vivir… Su pedagogía está orientada al ejercicio del “discernimiento” mediante el cual se percibe, en la trama de las circunstancias, justamente, la hebra de vida que la sostiene, le da sentido y la hace trascender. El gran “acierto” del principio de renovación carismática salesiana que se propone en este CSFPA, es haber elegido el camino de la formación…

El método del entramado vital

Dios aprendió a tejer con habilidad y se hizo “maestro” en este arte. Llegó un día en el que “no pudo con su genio” y quiso realizar una experiencia inédita y transformadora. Se propuso asumir la condición humana en su fragilidad para entrelazarla con su misma naturaleza divina. Así fue que envió a su Hijo único para que se apropiara de las limitaciones de sus siervos y se hiciera en todo semejante a ellos. Y ese tejido fue su obra cumbre, el modelo revelador de todo proceso de transformación terrenal. Así, la “pascua” de Jesús -medida de amor sin medida- se constituyó en principio inspirador del crecimiento y la formación de toda vida humana. Acorde con este dinamismo regenerador, la metodología de estudio y formación del CSFPA implantó sus raíces en el corazón de los participantes, haciendo de la formación un “aprendizaje del arte de tejer” y capacitando a cada uno en la práctica de entrelazar armónicamente la historia, el pensamiento crítico y el hilo de oro del amor de Dios, reconocido en la dimensión experiencial de la propia existencia.

América salesiana agradecida.

Nos disponemos a celebrar las Bodas de Oro de este Centro de Formación Permanente reconociendo en él, un regalo hecho por Dios a toda América Salesiana. Millares de personas han pasado por este espacio formativo oratoriano y han sentido vibrar sus mentes y sus corazones, aprendiendo a sintonizarlos y entretejerlos con los ritmos del corazón de nuestro padre Don Bosco y con los corazones -muchas veces heridos- de los jóvenes que hoy continúan necesitando de su paternidad educativa y espiritual.

¡Felices Bodas de Oro CSFPA! que continúes por muchos años más acompañando la apasionante aventura de entretejer vidas, conectándolas con la actualizada misión de don Bosco, de servir a la juventud más pobre y abandonada de todos los tiempo. 

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