Roma, junio 2025.- El 24 de junio, la Congregación Salesiana celebra la Fiesta del Rector Mayor, una tradición que comenzó en tiempos de Don Bosco. En este día, los Salesianos rinden homenaje al fundador y a sus sucesores – y en particular este año, al actual Rector Mayor, el padre Fabio Attard, XI Sucesor de Don Bosco.
El padre Attard ha compartido un mensaje exhortando a los salesianos, colaboradores y jóvenes a renovar su dedicación a la misión educativa y pastoral de la Congregación en estos tiempos difíciles:
Queridos hermanos, queridos colaboradores de nuestras comunidades educativas pastorales, queridos jóvenes:
Permítanme compartir con ustedes este mensaje que nace desde lo más profundo de mi corazón. Se los transmito con todo el afecto, aprecio y estima que siento por cada uno de ustedes, comprometidos en la misión de ser educadores, pastores y animadores de los jóvenes en todos los rincones del mundo.
Todos somos conscientes de que la educación de las nuevas generaciones exige, cada vez más, adultos significativos: personas con una columna vertebral moralmente firme, capaces de transmitir esperanza y una visión clara de futuro.
Aunque todos caminamos junto a los jóvenes, acogiéndolos en nuestras casas, ofreciéndoles oportunidades educativas diversas en contextos muy variados, también reconocemos los retos culturales, sociales y económicos que enfrentamos día a día.
Junto a estos desafíos propios de todo proceso educativo-pastoral —porque siempre se trata de un diálogo con la realidad concreta—, debemos afrontar también las graves consecuencias de guerras y conflictos armados que afectan distintas partes del mundo. Esto hace que la misión que llevamos adelante se vuelva aún más compleja y exigente.
Aun así, es alentador constatar que, pese a las dificultades, seguimos comprometidos con convicción en vivir nuestra vocación salesiana.
En los últimos meses, el papa Francisco, y recientemente el papa León XIV, han llamado continuamente a la humanidad a mirar de frente esta dolorosa espiral de violencia que se expande sin freno. Sabemos que las guerras jamás traen paz. Somos conscientes —y algunos lo viven en carne propia— de que todo conflicto armado trae consigo dolor, sufrimiento y miseria. Y, como siempre, quienes más lo padecen son los desplazados, los ancianos, los niños y los jóvenes, quienes terminan sin presente ni futuro.
Por eso, queridos hermanos, colaboradores y jóvenes del mundo, con motivo de la Fiesta del Rector Mayor —una tradición que se remonta a los tiempos de Don Bosco—, les pido encarecidamente que en cada comunidad celebremos la santa eucaristía pidiendo por la paz.
Esta oración encuentra su raíz en el sacrificio de Cristo, crucificado y resucitado. Es un testimonio que quiere despertar conciencia, para que nadie permanezca indiferente ante una realidad mundial sacudida por tantos conflictos.
Se trata también de un gesto de solidaridad hacia quienes, especialmente salesianos, laicos y jóvenes, viven hoy con valentía nuestra misión salesiana en medio de situaciones marcadas por la guerra. Ellos nos piden —y agradecen— la cercanía de toda la Congregación: una solidaridad humana, espiritual y carismática.
Desde el Consejo General, hacemos todo lo posible por acompañarlos de forma concreta, pero estoy convencido de que este signo de cercanía y aliento debe expresarse desde toda la Familia Salesiana.
A ustedes, queridos hermanos y hermanas de Myanmar, Ucrania, Oriente Medio, Etiopía, el este de la República Democrática del Congo, Nigeria, Haití y Centroamérica: queremos decirles en voz alta que estamos con ustedes. Les agradecemos su testimonio y les aseguramos nuestra cercanía humana y espiritual.
Sigamos rezando por el don de la paz. Sigamos rezando por estos hermanos nuestros, laicos y jóvenes que, viviendo en situaciones muy difíciles, siguen esperando y rezando para que surja la paz. Su ejemplo, su entrega y su pertenencia al carisma de Don Bosco, es para nosotros un poderoso testimonio. Ellos, junto con tantos consagrados, sacerdotes y laicos comprometidos, son los mártires modernos, es decir, testigos de la educación y de la evangelización, que, a pesar de todo, como verdaderos pastores y ministros de la caridad evangélica, siguen amando, creyendo y esperando un futuro mejor.
Asumimos de todo corazón este llamamiento a la solidaridad.
Gracias, señor,
P. Fabio Attard, Rector Mayor