(ANS – Roma) – A nueve días de la canonización de la beata hermana María Troncatti (19 de octubre de 2025), la Comisión Central instituida por las Hijas de María Auxiliadora para esta ocasión propone una sencilla novena temática, que puede rezarse individualmente o en comunidad, para tomar como modelo a la religiosa y misionera, y renovarse en la atención solícita al prójimo, en el espíritu misionero y en la adopción de actitudes pacificadoras.
Como escribió la Madre Chiara Cazzuola, Superiora General del Instituto HMA, “también nosotras, junto con las comunidades educativas y los muchos jóvenes que encontramos, podemos resplandecer como pequeñas luces en lo cotidiano y ser signos del amor preveniente y misericordioso del Padre, como lo fue la hermana María Troncatti”.
La novena, compuesta por la hermana Luigina Silvestrin, de la Inspectoría HMA “Santa María Dominga Mazzarello” del Triveneto (ITV), propone algunas reflexiones y oraciones sobre el tema “Manos que curan, sanan y construyen la paz”.
El texto fue elaborado a partir de una homilía del padre Pierluigi Cameroni, Postulador General de las Causas de los Santos de la Familia Salesiana, quien presentaba la figura y algunas características de la futura santa precisamente a partir de sus manos.
El acontecimiento de la canonización de la primera Hija de María Auxiliadora después de la Cofundadora del Instituto, santa María Dominga Mazzarello, constituye un don y un llamado, como explicó también la Madre Chiara Cazzuola: “Contemplando el rostro más hermoso del Instituto – santa María Dominga Mazzarello, la hermana María Troncatti próxima a la canonización, nuestras beatas y siervas de Dios que vivieron en plena fidelidad las Constituciones – abramos nuestro corazón a la gran Esperanza, con la gracia y la audacia que provienen de Dios. Con gratitud cantamos el Magníficat por la santidad reconocida por la Iglesia en estas hermanas y por muchas otras que viven lo cotidiano, donando amor, esperanza y alegría”.
La reciente Exhortación Apostólica de León XIV, Dilexi Te, subraya cómo la santidad es fruto del cuidado por los pobres, considerados desde siempre “el tesoro de la Iglesia”. Don Bosco, citado en el número 70, fue modelo e inspirador de un modo especial de educación de los pobres a través del Sistema Preventivo.
La beata María Troncatti, la “Madrecita buena”, como la llamaban todos los que se acercaban a ella, consideraba a los pobres, a los huérfanos, a las jóvenes maltratadas, a los moribundos… como su único interés. Por ellos estaba dispuesta a afrontar peligros y fatigas, demostrando una caridad materna que se ocupaba personalmente de cada uno.
Se lee en el Summarium elaborado sobre la vida de la hermana Troncatti: “La predilección activa de la hermana María por los más pobres, los necesitados, los abandonados, es conocida por su vida… no pudiendo ya trabajar (tenía ochenta y cuatro años y algo más…) permanecía en el hospital y vigilaba y atendía a los pobres indígenas que venían a contarle sus sufrimientos y preocupaciones”.
Las manos de la hermana Troncatti, hoy, se convierten en un don y un modelo: al alimentarse de la fuerza del Espíritu Santo, del amor de Cristo crucificado, el corazón se hace capaz de gestos sencillos pero eficaces de cercanía, de cuidado y de paz.