presentacionEl llamado a emprender una nueva evangelización se está convirtiendo en la tarea, no una tarea más. 

La urgencia surge del desencanto con que mucha gente mira a la iglesia hoy; la perciben como una institución en decadencia, cansada, enredada en tareas poco estimulantes para nuestro tiempo.

Algunos hasta pronostican el ocaso de la iglesia. Es la percepción de quienes la ven como una institución social, sin la luz de la fe.

En la historia de la iglesia ha habido periodos de profunda decadencia. Es entonces cuando han surgido poderosos movimientos de renovación inspirados por el Espíritu Santo. La iglesia es de Cristo, no una simple institución humana.

La creciente crisis que aflige a la iglesia hoy se superará con una vuelta vigorosa a Cristo y su evangelio. Un evangelio que hay que redescubrir en su frescura, alegría y provocación a las contradicciones del mundo.

100 2255La llamada a una nueva evangelización es cada vez más insistente y proviene de las altas esferas eclesiásticas. Se está volviendo la expresión de moda, con el consiguiente riesgo de que, de tanto usarla, pierda mordiente y quede reducida a una expresión trillada.

Moda aparte, se trata de revitalizar la fe como tarea pastoral central hoy. Nos estamos volviendo débiles. El problema no se centra en las masas que se alejan de la Iglesia. El problema somos nosotros los que nos quedamos dentro.

 

Como la historieta de la avestruz que hunde su cabeza en la arena para no ver el peligro que se le echa encima, nosotros corremos el riesgo de cerrar nuestros ojos a los drásticos cambios que están ocurriendo a nuestro alrededor. Y así seguimos cultivando la pastoral de siempre, de espaldas a los cambios sísmicos que se desarrollan en el mundo de hoy.

 

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Llorar por el pasado no sirve de nada. Administrar lo que va quedando no es una solución razonable. Pretender restaurar tiempos idos, según aquello de que “cualquiera tiempo pasado fue mejor”, es una ilusión inútil y desenfocada.

La primera conversión urgente de mente y corazón se dirige a comprender y acoger la hora presente. Amar el tiempo en que nos toca vivir, con todos los retos y desconciertos que trae. Descubrir los valores que aporta, aunque vengan en envolturas desagradables. Esto nos ayudará a configurar el futuro, y no solo esperar que se nos eche encima.

Tenemos un tesoro en nuestras manos: el Concilio Vaticano II. Ni desecharlo como traición a la iglesia, ni considerarlo como superado por los nuevos retos de hoy. Históricamente la recepción de un concilio ha sido un proceso largo, difícil y complejo, además de controvertido. Ni desilusiones ni impaciencias.


AR 8520__2012Evangelizar no es ante todo una cuestión de nuevos métodos, de comunicación social, de conocimientos sociológicos, psicológicos y pedagógicos.

 

En la biblia, evangelio es un mensaje de consolación, de esperanza y de alegría. Pero es también un mensaje contra corriente, pues pone de cabeza la visual normal y el curso normal de las cosas. 

 

Los ricos, los disfrutadores y los poderosos no son llamados bienaventurados, sino los pobres, los afligidos y los perseguidos. Es pura locura desde un punto de vista humano.

 

DSC 6050Nueva evangelización no significa un evangelio nuevo, de última moda, como tampoco un evangelio adaptado.

El evangelio no se puede limar, es siempre escandaloso.

La iglesia no puede reducirse a defenderse sí misma y a mantener el status quo. No puede hacer depender su mensaje de las modas que cambian rápido. 

Tampoco se trata de una campaña de reconquista de posiciones pasadas o de una revitalización de modelos históricamente superados.

Evangelizar es algo más que ensayar estrategias apostólicas nuevas o impulsar un marketing religioso.

IMG 3639Antes que un método pastoral o una reforma parcial, la evangelización es el anuncio convencido de Jesucristo como nuestra salvación. Anuncio comunicado de modo cautivador y entusiasta de tal modo que las personas se sientan tocadas en su corazón y en su vida.

 

El mensaje, más que una doctrina a aprender, está destinado a suscitar la fe, la esperanza y la caridad. Hablar de Dios, de su presencia en el mundo y en nuestra vida. Suscitar entusiasmo, pasión y alegría por Dios. 

 

 

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La iglesia es misionera o no es iglesia. Jesús no formó a sus apóstoles para que se quedaran agrupados en grupo íntimo. Los lanzó fuera del cenáculo: Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio.

La fe se fortalece dándola, transmitiéndola. Es la experiencia de todo apóstol legítimo: la experiencia apostólica robustece la fe personal. Quien no quiere crecer, disminuye y termina por morir. Solo quien crece está vivo.

Una iglesia que no es misionera no tiene futuro. No se trata de cruzadas, de acciones espectaculares o de estrategias llamativas.