Imágen de ANS. Roma, febrero 2013.-  Mientras continúa la publicación del epistolario de Don Bosco, ahora en su quinto volumen (1877), continúan llegando al editor, don Francesco Motto, cartas nuevas, inéditas en su mayoría, que se encuentran causalmente en cualquier cajón de antiguos muebles, en medio de cartas de polvorientos archivos privados o públicos, en las tiendas de los anticuarios.

"Por el momento ya se ha superado la cifra de mil inéditas. A menudo, para rescatarlas o dejarlas en manos seguras, se deben adquirir y esto tiene un costo a veces exorbitante", explica don Motto.

La última, toda escrita de su mano, en llegar a Roma online, gracias a la mediación del hermano Marco Bay, profesor de la Universidad Salesiana de Roma, es la del 15 de noviembre 1869 dirigida al abogado Fontana, probablemente de Chieri, con quien Don Bosco mantuvo regular correspondencia epistolar hasta la década de 1880.

"En ella, Don Bosco adelanta, como es habitual, la tímida pero explícita propuesta de contribuir económicamente, en la medida de lo posible, a una obra de caridad espiritual para los jóvenes. - dice don Motto describiendo el texto - No falta su sincero agradecimiento, hecho, como se sabe, de la promesa de oración por la felicidad terrena y eterna del destinatario y su familia. Y lo hermoso es que los benefactores eran solícitos para ceder a sus demandas, teniendo en cuenta lo que Don Bosco estaba en condiciones de hacer a lo largo de su vida".
 
He aquí el texto de la carta:

Turín, 15 de noviembre de 1869

Benemérito señor abogado,

ya varias veces S. V. Benemérita sin haberlo pedido viene en ayuda de las necesidades de esta casa, y eso me da confianza para pedir el tener en cuenta en benigna consideración cuanto está indicado en el folleto que le adjunto. A partir del cual podrá ver el propósito y la necesidad. Se trata de impedir a muchos pobres jóvenes que vayan a ser víctimas de la herejía.
No intento invitarlo a la cantidad total, de hecho cualquier cosa que en este caso excepcional tenga a bien concedernos,  será siempre un gran acto de caridad y se recibirá con la máxima gratitud.
En cualquier caso, espero que Vd. comprenda mi libertad, y le aseguro que, además de las oraciones habituales no dejaré yo mismo de recomendarlo cada mañana en la Santa Misa a V. S., a  su señora y a toda la familia  a fin de que sean siempre bendecidos por el Señor y obtengan largos días de vida feliz con el precioso don de la perseverancia en el bien.

          Con la máxima gratitud, tengo el honor de profesarme del S.V.B.
          Obbl.mo Servidor
          Sac. Juan Bosco

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