Marco Aurelio Fonseca SDB. Kalulo, enero 2016.- Muy pocos veces la gente escucha hablar de dar la vida por los otros. Los grandes medios de comunicación reducen las noticias sobre de un sacerdote, a una suerte de noticias escabrosas y hasta mal intecionadas.

Hace 25 años un sacerdote, sencillo, con el corazón lleno de Dios y con los pies en tierras Africanas dio su vida por los jóvenes. Sencillamente: dio la vida por su pueblo.

El Obispo en la celebración y en el recuerdo por la muerte de Marco Aurelio, hizo una homilia a la vez que bella, programática para la misión salesiana. Declaró que: “Con la sangre de este salesiano y la sagre de un joven muerto, se sella el matrimonio entre los salesianos y la juventud Angoleña”.

Luego de 25 años del recuerdo de la muerte de Marco Aurelio, la gente, el pueblo lo recuerda con cariño y con esperanza. Todos los pobladores de Kalulo se reunieron y partieron hasta la tumba. Tuvieron que caminar cerca de 10 kilómetros. Entre cantos, oraciones y recuerdos llegaron a la tumba. “Hace 25 años – recordaba uno de los pobladores – el padre regresaba con unos jóvenes, en plena guerra, los hombres armados al escuchar el ruido del auto, dispararon a matar. Junto al cuerpo inerte del padre se encontraba muerto un joven”.

Es cierto que no es una muerte por odio a la fe, ni podría ser tan fácil iniciar un proceso por martirio; pero en el corazón de la gente queda la tarea más importante de un misionero: ser testigos de Dios misericordioso y de dar la vida por los otros.

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