Papa Francisco y Don Ángel Fernández Ciudad del Vaticano, marzo 2014.- Mañana insólita y extraordinaria la del lunes 31, por el encuentro con el Papa Francisco. Anteriormente, como estaba previsto, los Capitulares visitaron la Basílica de San Pedro para renovar su profesión de fe ante la tumba del Apóstol.

A continuación, una visita a la estatua del Apóstol Pedro y una gran atención a la estatua de San Juan Bosco. Después se encaminaron a la Sala Clementina para la audiencia.

Un caluroso, fuerte y prolongado aplauso acogió al Pontífice pocos minutos después de las 12:00. El Rector Mayor se dirigido a él con un familiar de inicio: "Querido Papa Francisco, amado Padre". Don Fernández Artime no se olvidó de agradecer al Papa por su disposición para viajar a Turín en el 2015 con motivo del bicentenario del nacimiento de Don Bosco.

Concluyó dejando el texto escrito, y, en español, confirmó una vez más al Papa, el afecto filial de los Salesianos a su persona, así como aseguró de seguir invocando a María Auxiliadora, como sucedió muchas veces en el Santuario en Almagro, Buenos Aires.

Papa Francisco, con el habitual estilo sencillo y familiar, pero no menos profundo, dirigió sus palabras a los Capitulares y una vez más hubo referencias a la realidad de la vida: templanza y siesta, lo mejor para ser enviado entre los jóvenes jóvenes marginados, jóvenes sin trabajo, las posibles tensiones en la comunidad, ternura-Amor, cuidado de las vocaciones. En conclusión: "¡Por favor, oren por mí! ¡Gracias!"

Un doble aplauso para Papa Francisco: uno cuando concluyó su discurso y otro cuando comenzó personalmente a saludar a cada Capitular.

La experiencia de la mañana fue llamada por el Rector Mayor introduciendo los trabajos de la asamblea de la tarde, como un "bello momento que vivimos esta mañana".

Don Fernández Artime, recordando el trabajo de los próximos días, les animó a "proponer a nuestros hermanos, a toda la Congregación y a nosotros mismos esos gestos, signos y deliberaciones que nos ayudan a ser profecía en este momento de la historia, de la Iglesia y de nuestra Congregación".

Coraje para "encontrar esas pistas a seguir que nos lancen con coraje hacia los últimos, los más frágiles, que hacen más genuina nuestra opción salesiana por los pobres, especialmente los jóvenes más pobres".

El Rector Mayor continuó con una segunda invitación: "continuar viviendo este hermoso ambiente de fraternidad". Una fraternidad siempre más universal: "Creo que el primer documento que estamos escribiendo es el de la fraternidad cotidiana, de la atenta experiencia de universalidad de la Congregación para la que deseamos encontrarnos y no con "los míos" - entre paréntesis: los de mi país o los de mi cultura - sino justo con aquellos otros hermanos de los otros continentes".

En los trabajos capitulares comenzó a participar el nuevo Regional de Europa Centro Norte, P. Tadeusz Rozmus.

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