ANS Lusaka, septiembre 2014.- El padre Silvio Roggia, Vicario de la Inspectoría de África Occidental Anglófona, actualmente en Lusaka, Zambia, comparte con los lectores de ANS una reflexión sobre el Ebola, su difusión y cómo hacer frente a la emergencia.

En los aeropuertos por los que he pasado era imposible no tropezar con el mismo denominador común:  El Ebola. Carteles, controles específicos a todos los que llegan de África Occidental, desinfectarse las manos antes de presentar los documentos… Si aún el virus no se hace presente en la mayoría de países, sí que está presente el miedo de que llegue.

Recientemente, el honorable Maite Nkoana-Mashabane, Ministro de Exteriores de Sudáfrica, actualmente presidente de turno de la Unión de los Países Africanos,  ha invitado a los gobiernos a trabajar unidos con máxima prudencia con la máxima cooperación. Equilibrio difícil: la tendencia a encerrarse en casa y subir a los puentes levadizos, también a nivel internacional, responde al imperativo de no entrar de manera alguna en la lista de países tocados, aunque solamente fuera por una sola persona infectada en su territorio.

Pero si esto significa aislar por completo a los que ya se encuentran en extrema dificultad por una emergencia dificilísima de ser gestionada por cualquier nación, el riesgo está en que países como Liberia, Sierra Leone y Guinea se hundan en una espiral de crisis general, económica, social y política, hasta la ruina. Y si esto llegara a suceder perderíamos todos. Toda África. El mundo entero. El virus no necesita enseñar el pasaporte de una frontera a otra y si la situación general se hace incontrolable no habrá fronteras que aguanten.

Cuando se hacen trincheras para defenderse y nos volvemos indiferentes ante el prójimo que muere, el efecto boomerang no tarda en hacerse sentir. Siempre ha sido así.  La diferencia está en que en esta crisis las consecuencias de una “no intervención” serían mucho más graves y generalizadas que otras en tiempos pasados.

Desde Monrovia Josephat, el líder del grupo “Dominic Savio & Don Bosco”, nos cuenta  que actualmente la situación es tal que el gobierno y la FIFA están pensando usar uno de los estadios come centro de aislamiento para las personas afectadas por el virus, ya que en este momento no hay lugar para ellos en los hospitales. Se necesita urgentemente habilitar 100000 camas para los enfermos”.

Al parecer la ONU se responsabilizará directamente de la gestión de la emergencia sanitaria en Monrovia, así mismo se están reactivando algunas conexiones aéreas con la capital de Monrovia y los países limítrofes (la mayoría de las compañías aéreas comerciales han interrumpido sus vuelos). Esto es una señal positiva. Como también el hecho de poder ofrecer una alimentación y asistencia sanitaria adecuadas desde los primeros momentos que se presenta la enfermedad   la posibilidad de sanar del virus es aproximadamente  del 50%  (contra el 90% de “mortalidad” que se registra).

Cuanto están haciendo Josephat y su grupo, el padre Rafael, y sus hermanos y los jóvenes en Matadi-Monrovia; el padre Paul y los  salesianos en Freetown; sobre todo cuando es realizado en  primera linea en favor de las personas en los hospitales: Todo esto tiene un gran valor y es parte de un inmenso y único movimiento de caridad  “que no termina”. Cualquier cosa que se hace por este hermano o hermana permanece para siempre.

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