El Padre Pacheco fue un hombre de esperanza y fe en la resurrección, características cultivadas a lo largo de sus años de formación y estudio. El Padre Francisco Pacheco nació en Costa Rica, el 30 de julio de 1928. A la temprana edad de 11 años, ingresó por primera vez a la casa salesiana el 18 de julio de 1939.

Su noviciado en Ayagualo concluyó con la profesión religiosa el 12 de diciembre de 1945. Posteriormente, tras completar estudios de filosofía y un periodo de tirocinio en distintas casas salesianas, se trasladó a Turín, Italia, para dedicarse al estudio de teología, donde recibió los ministerios, el diaconado y, finalmente, el presbiterado el 01 de julio de 1956.

Su esencia salesiana y sacerdotal se dispersó en diferentes lugares, entre ellos el teologado salesiano en El Salvador, Panamá, Costa Rica, Guatemala y, especialmente, en las Misiones de Alta Verapaz, en Guatemala; donde consagró 26 años de su vida. A lo largo de su extensa carrera, desempeñó diversas funciones, destacando como Director, Párroco y Ecónomo.

Tres características definieron su existencia: su incansable labor como salesiano; su profunda sensibilidad pastoral; y su compromiso social. Estas cualidades forjaron un legado que perdurará en la memoria de aquellos a quienes sirvió.

El Padre Pacheco atribuía su labor al amparo de María Auxiliadora, la maestra que le enseñó a ser "humilde, fuerte y robusto". A sus 95 años, se convirtió en el miembro más anciano de los Salesianos de Don Bosco de la Inspectoría de Centroamérica.

Su vida fue un llamado a la fidelidad vocacional y al servicio. Su legado perdurará como una inspiración para las generaciones futuras, instando a vivir con humildad, fuerza y robustez en el servicio a los demás.

El Padre Francisco Pacheco fue llamado a la Pascua definitiva el 18 de febrero a la edad de 95 años, dejando un legado de 78 años de entrega como salesiano y 67 años como sacerdote, una herencia significativa en la vida salesiana, sacerdotal y misionera.

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