P. René Torres, SDB. QDDG El padre René Ricardo Torres nació en San Salvador, El Salvador el 27 de julio de 1960. Su padre falleció cuando él tenía año y medio.

Desde muy pequeño René adquirió el buen gusto por la lectura y el estudio. Aficionado al fútbol y a la música. A los 16 años ingresó en el Instituto Técnico Ricaldone, de San Salvador. Allí se enamoró del espíritu de Don Bosco. Fue catequista en el Oratorio en la Parroquia María Auxiliadora (Don Rúa).

Monseñor Oscar Julio Vian Morales, entonces responsable de la pastoral juvenil salesiana, lo animó a reflexionar sobre su vocación. Así, con dos años de universidad y trabajando en un banco, decidió dejarlo todo y entregar su vida a Don Bosco. Profesó como salesiano el año 1991. Fue ordenado sacerdote en 1999.

Estrenó su oficio sacerdotal en la Ciudadela Don Bosco, en Soyapango, El Salvador, donde se destacó por su entrega generosa a los muchachos. Varios años después fue nombrado administrador del Liceo Salesiano de Quetzaltenango, Guatemala, donde trabajó por cinco años. En esta ciudad dejó su corazón. Era recordado por su alegría y dedicación a los jóvenes: le gustaba acompañarlos al estadio. Se relacionaba con sencillez y afecto con los padres de familia y con los colaboradores de la institución.

En el año 2012 trabajó como vicario de la Parroquia María Auxiliadora de San Salvador, donde había nacido su inquietud vocacional. Le bastó un año para ganarse a la gente y ser recordado como un buen pastor. Desde el año 2014 hasta su muerte trabajó en el Colegio Salesiano San José, de Santa Ana, como pastoralista y director técnico.

El padre René se caracterizó por su entrega infatigable al trabajo apostólico. Se destacó como buen educador y profesor de varias asignaturas. Le gustaba dar la clase de filosofía a los jóvenes de último año de bachillerato. Gozaba con encontrarse con docentes, colaboradores y padres de familia.

El día de su cumpleaños en julio se le diagnosticó un tumor en el pulmón derecho. Falleció el sábado 16 de septiembre.

Buen hermano, sencillo y cercano, gozaba de las cosas buenas y simples de la vida. Modesto en su hablar y actuar, estaba dispuesto a servir a los demás. Su inteligencia y su extraordinaria memoria lo destacaban como excelente maestro.

P. Rómulo Gallegos

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