Sacerdote dedicado a su ministerio, sobre todo a través de la celebración eucarística y la confesión. Se distinguió por su capacidad para la asistencia entre los muchachos, pues aún en los últimos años, ya con cierta dificultad por la edad, compartía con ellos en el patio.

Siempre se le veía en los recreos rodeado de muchos niños, que lo buscaban atraídos por su sonrisa, su buen humor, sus bromas y adivinanzas. Enfundado en su sotana negra, sacaba de sus bolsillos un caramelo o un sencillo truco de magia con el que encantaba a los pequeños y se divertía también él, con la sencillez de un abuelo. Naturalmente no faltaba la “palabrita al oído”, al estilo salesiano.

El padre Alfredo Hasbún nació en Santa Ana, El Salvador, el año 1926. Profesó como salesiano en 1949. Fue ordenado sacerdote en 1957. Asumió variados servicios pastorales y administrativos en los seis países de Centro América. Colaboró por varios años en la casa general de los salesianos en Roma.

Murió en la casa de salud de los salesianos en la Parroquia María Auxiliadora, San Salvador, El Salvador el año 2019.