Habla señor que tu siervo escuchaEscuchar es un arte que se aprende mediante una disciplina personal rigurosa. La tentación es dejar por supuesto que nacemos con esa habilidad, lo cual no es verdad. Pues, escuchar es diferente a oír. La biología se encarga de facilitarnos la habilidad de percibir sonidos. En cambio, interpretar esos sonidos es tarea de la mente... y del corazón.

Las palabras dulces multiplican los amigos y un lenguaje amable favorece las buenas relacionesUno de los ejemplos más luminosos y, aún hoy, fascinantes de “hablar con el corazón” está representado en San Francisco de Sales, doctor de la Iglesia.

Intelecto brillante, escritor fecundo, teólogo de gran profundidad, Francisco de Sales fue obispo de Ginebra al inicio del siglo XVII, en años difíciles, marcados por encendidas disputas con los calvinistas. Su actitud apacible, su humanidad, su disposición a dialogar pacientemente con todos, especialmente con quien lo contradecía, lo convirtieron en un testigo extraordinario del amor misericordioso de Dios.

un lenguaje sencillo y creativo que llega al corazónJuan Bosco era un extrovertido. Le encantaba conocer a los demás, establecer una relación con ellos, llegar a lo más profundo, a lo más hondo de su persona. Las artes y el juego se convirtieron así para él en medios importantes para tener un público fiel y educar a sus amigos.

El oratorio propone un gran abanico de propuestas comunicativas que toca la vida de los jóvenesDon Bosco no escribió un tratado sobre la comunicación y la educación, y seguro que se
asombraría de la terminología que utilizamos, habida cuenta de que los estudios sobre
comunicación, el análisis de medios, efectos, etc., son relativamente recientes. Pero podemos hacer una lectura de su práctica educativa desde las categorías que hoy se manejan en este campo.

Aveces no nos comunicarmos para escucharnos y entendernosHablar desde el corazón no es un gesto espontáneo. A menudo, nuestras mentes y corazones están llenos de prejuicios, miedos, ansiedades e inseguridades, y nuestra comunicación se vuelve muy cautelosa. Por un lado, los sentimientos de orgullo, envidia y egoísmo nos impiden abrir el corazón. Por otro lado, incluso las emociones amargas de ira, culpa y sentimientos de venganza no nos ayudan a reconocer los corazones de los demás. Queremos comunicar más de nosotros mismos, y muchas veces la verdad y la caridad escasean o se encuentran en menor medida. No nos comunicamos para escucharnos y entendernos.

La verdadera comunicación, trata de quiénes somos, un reflejo del almaHablar desde el corazón no significa adquirir una habilidad, o hablar con la persona en el momento o lugar adecuado, o simplemente hacer lo correcto. No hay necesidad de preparación especial o planificación preliminar, porque brota directamente del corazón y debe avanzar hacia el corazón del otro. Es comunicación al nivel más profundo, que conecta con lo que es importante para la otra persona. Significa simplemente ser honesto y genuinamente empático con la persona con la que te estás comunicando. El corazón debe ser escuchado, es la fuente suprema de vida, el hogar físico y espiritual de nuestra existencia. Solo escuchando y hablando con un corazón puro podemos ver más allá de las apariencias y tocarnos.