No es extraño que cuando yo vaya a recoger a José al kínder, la señorita quiera “platicar” conmigo, igual en las reuniones de padres o en las actividades extraclase, estoy acostumbrada a oír “la mama de José, por favor quédese un momento a la salida”, por lo que la semana pasada no me sorprendió que me lo pidiera.
Esta vez, era otro tipo de queja, José estaba molestando a un amiguito sobre su situación familiar. Me indigne mucho, pues trato de criar a mis hijos considerados y respetuosos. La señorita me comentó que cuando peleaban le decía “tu no tienes papá, ni hermana” “tu papá no duerme contigo” “tu papá no te lleva al cine” y frases similares.
En el camino no le comente nada, pues trate de pensar bien lo que diría, debido a lo delicado del tema y en esto de la maternidad, como no hay manual, confío en la pura intercesión del Espíritu Santo. Inicié diciéndole “los amigos son para quererlos, para apoyarlos, para cuidarlos, no para hacerlos sentir mal”, además le explique la situación familiar especial de su amiguito.
Al concluir mi discurso me dijo seriamente “ay mama, no te preocupes que yo entiendo, es solo que no voy a dejar que se meta con mi papá”
A veces me siento sobrepasada por su inteligencia, yo hasta sudando venia para explicarle la situación de la mejor forma y para mi sorpresa el me la podía explicar a mi.