El pasado mes de julio, el corazon de nuestra familia esperaba con ansias la visita del Padre y Maestro de la Juventud, San Juan Bosco.
Como todos los salesianos del mundo, era una fecha muy esperada para nosotros, sin embargo, no pudimos acudir fisicamente como familia a su encuentro. Pero no tenemos duda de que San Juan Bosco vino a vernos personalmente a nuestro pais para darnos algo que nunca pensamos necesitar.
El miercoles 28 de julio, dia de la venida de Don Bosco a El Salvador, mi hijo Jose Alejandro enfermó. Su pediatra diagnosticó, neumonia bacteriana severa por lo que tuvimos que ingresarlo al hospital inmediatamente.
Ese día me fui para el hospital con el corazon partido pues solo yo podía estar al lado de mi hijo. Dejé a mi esposo, a mi otra hija, Ana Lucia y mis esperanzas de ver a Don Bosco, sin embargo Jose Alejandro me pidió que le pegara frente a su cama la foto de su familia y la estampa de San Juan Bosco, para “tenerlo cerquita”.
Los primeros 2 dias fueron angustiantes, tenia fiebre, sueros, oxigeno y antibioticos intravenosos. No comía, ni pasaba mucho tiempo despierto, fue un trago muy amargo pues es un niño muy inquieto, pero aún con su enfermedad le rezaba a Don Bosco con mucha devocion, para que posara su mano en sus pulmoncitos, eso me hizo sentir que Dios haría el milagro. Sin embargo ni los examenes, ni las placas mostraban mejoria.
Al amanecer del viernes 30 de julio, movida por la fe, llame para encomendar la salud de Jose Alejandro en la misa que se celebraria a las ocho de la mañana en honor a las reliquias de San Juan Bosco, en el colegio Santa Cecilia.
Para esa hora la salud de mi niño habia mejorado notablemente, a la hora de la visita de los doctores la fiebre habia cedido, le quitaron el oxigeno y el suero, empezo a comer y su animo cambio radicalmente. No fue casualidad, fue la mano de Dios, la fe y las oraciones de todas las personas que intersedieron por él.
Al pasar los dias no faltaron las buenas noticias, el miercoles 4 de agosto fuimos dados de alta y regresamos a nuestra casa con la plena satisfaccion de que Dios queria que el mismisimo Don Bosco nos sostuviera entre sus brazos durante esta prueba y me hiciera el milagro de devolverle la salud a mi hijo.
Hay muchos detalles en este caso, desde tiempos y personas adecuadas que pudieran tomarse como coincidencias pero las coincidencias para los católicos no existen, solo la interseción y el poder de la oracion.
Salve Don Bosco Santo!!!